Una vida en servilletas de papel

Los escasos centímetros cuadrados de cada una de las láminas que cuelgan de las paredes de la sala de exposiciones del Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris dan mucha más información de la que a primera vista podría parecer. Además del nombre del artista, en este caso, todo hombres, la mayoría están datados, todos entre las décadas de los 50 y los 60 del siglo pasado. Todos fueron, además, realizados en Barcelona, dentro de los muros -aquí lo de muros es literal- del Institut Mental de la Santa Creu, imponente residencia psiquiátrica que durante años ocupó buena parte de los terrenos de la Guineueta. Los artistas que firman esta exposición coral eran internos del centro, conocido por todos como el Mental y no fueron pintados en talleres dirigidos como los que se organizan actualmente, sino que fueron realizados como forma de expresión espontánea por parte de los internos. En uno de los dibujos -uno de aquellos que se grava en el cerebro-, un perro saca con el morro a una niña del agua. Todas las obras expuestas, y algunas que no han cabido en la muestra, fueron rescatadas del suelo del Mental en el año 1987, abandonados en el lugar tras el cierre de la centenaria institución, reconvertida -los módulos que quedan en pie del otrora inmenso complejo- en la sede del distrito y la biblioteca de Nou Barris. Quién rescató todo esa valiosa obra es Mercedes Hidalgo Rebollo, extrabajadora del psiquiátrico de la Guineueta y posteriormente del centro de día Pi i Molist, hasta su jubilación; responsable del Memorial per a la Recuperació Històrica del Mental en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris y comisaria de la exposición ‘Dibuixos. Darrere els murs del mental’, en el archivo hasta el 28 de mayo. La inauguración de la muestra, el pasado 15 de abril, sirvió también para presentar el tercer volumen del precioso proyecto ‘Enciclopèdia de la vida’, dedicado a Manuela García, quien durante años fue interna del centro. Un libro escrito del puño y letra de la mujer, nacida en La Carolina, Jaén, el 15 de marzo de 1931 y fallecida en Barcelona el 5 de mayo del 2020, sin llegar a verlo publicado. En la última página del volumen -escrito en servilletas de papel que el activista por la memoria del distrito Arnaldo Gil Albacete ha encuadernado también a mano con las mismas e ingentes dosis de paciencia y cariño-, Manuela advertía: “todo esto guardarlo vien que será mi istoria pa cuando me muera dentro de poco”. Así fue, y así lo hicieron. Gil Albacete pudo coser una a una todas aquellas servilletas debidamente numeradas por la propia Manuela gracias al empeño de Hidalgo Rebollo, quien, aprovechando que sabía que a Manuela le gustaba mucho escribir, le pidió que escribiera su historia. Y así lo hizo, de la manera que le salió: en papel de cocina. “En el Mental vi el cielo abierto. Aquella tranquilidad, sin el ruido de las máquinas y corriendo como una loca y casi sin comer. En el Mental había un bar muy grande, un teatro y muchos jardines. El central era precioso con muchos bancos”, recuerda la mujer en la servilleta número 11. Recuerdos del Mental, buenos, en su caso, al contraponerlos con los de la fábrica textil en Virrei Amat en la que trabajó desde los 18 años hasta los 37, cuando se descompensó e ingresó por primera vez. “19 años trabajando en la fábrica a destajo haciendo mil esfuerzos cada día de riñón”, rememora Manuela en la servilleta número 7. Además del libro original, con las servilletas, que puede consultarse en el Arxiu, este ha editado una reproducción en formato revista dentro de su colección 'Petit Arxiu'. Los recuerdos de Manuela como los dibujos colgados en las paredes, forman del archivo del Memorial per a la Recuperació Històrica del Mental, nacido en octubre del 2012 a raíz del cabreo de Hidalgo Rebollo, quien, al jubilarse, vio que en la actual sede del distrito -lo que queda en pie del Mental- no quedaba nada que reivindicara la historia de aquel espacio que durante un siglo -entre 1889 y 1987- fue Institut mental de la Santa Creu i de Sant Pau, con capacidad para 700 personas. Fue a desahogarse al Arxiu Històric, del que ya era socia donde le dieron toda la razón y la animaron a que se pusiera manos a la obra. Así lo hizo. Jubilada como ya estaba, después de toda una vida dedicada a la salud mental, decidió liarse la manta a la cabeza, y en estos años ha hecho un trabajo descomunal. Entre sus objetivos, estaba recuperar la memoria oral de las personas que estuvieron internas, algo que apremiaba porque la gente cada vez era más mayor. Así nació la biografía de Manuela. Renovación de la psiquiatría Hidalgo Rebollo entró a trabajar en el Mental en 1972, recién licenciada en Psicología, aunque la contrataron como cuidadora de noche. "Entramos un grupo de profesionales jóvenes, universitarios y de izquierdas, para implantar la reforma psiquiátrica", explica. Un cambio en la mirada hacía la salud mental en el que, 40 años después y ahora desde la calle, todavía trabaja. Otro de los objetivos del Memorial del Mental es seguir trabajando contra el estigma y dando a conocer los servicios de psiquiatría comunitaria existentes en el distrito.

Una vida en servilletas de papel

Mercedes Hidalgo Rebollo rescató en 1987 del suelo del viejo psiquiátrico de la Guineueta, en aquel momento desmantelado, carpetas y cajas allí olvidadas.

El contenido de estas forma parte de la exposición ‘Dibuixos. Darrere els murs del mental’, hasta el 28 de mayo en el Arxiu Històric de Roquetes-Nou Barris.

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