Setecientos años dan para mucha historia, mucha arquitectura y mucha anécdota. Eso es lo que atesora entre sus paredes, amén de obras de arte, uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona a la par que menos visitados: la Llotja de Mar, propiedad y sede de la Cambra de Comerç, heredera de la Junta de Comerç que a su vez lo fue del Consolat de Mar. Y eso es lo que se ve, se intuye, se respira y se oye cruzando las puertas de su imponente arquitectura. Entrada que hasta hoy no estaba franqueada a la gente de a pie. Ahora lo está. Miércoles y sábados, ampliable a otros días de la semana en periodos festivos, la Cambra permite la visita, guiada, de la mano de los gestores culturales de Cases Singulars y bajo reserva previa.
Patrimonio
La Llotja de Mar abre sus salones a los barceloneses
El imponente edificio, levantado en el siglo XIV como Consolat de Mar y actual sede de la Cambra de Comerç, permite por primera vez las visitas del público
El espacio es una matrioska arquitectónica en el que la reforma neoclásica del XVIII envuelve uno de los mejores ejemplos de gótico civil catalán
El Saló de Contractacions de la Llotja de Mar es la joya gótica del edificio del Pla de Palau. /
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