Cuentan que el viaje de ida se hizo en el único camión que había entonces en Banyeres del Penedés, destino de aquel singular exilio. Corría el año 1953 y la escena marcó a Magí Badia, entonces un crío de 7 años. Las máquinas arrancaron uno a uno los nueve olivos centenarios de los terrenos de su abuelo Pau junto al paseo de Maragall y un camión se los llevó hasta el pueblito del Baix Penedès en el que su familia tenía el ‘tros’ para que vivieran allí, junto a las viñas. Los árboles no podían seguir en aquellos terrenos del Guinardó porque los bloques iban ganándole todo el sitio a lo que en otro tiempo fueron campos (estaban en la actual gasolinera en la rambla Volart) y su propietario decidió salvarlos llevándoselos al pueblo, donde han pasado casi 60 años, produciendo 400 kilos de aceitunas anuales.
ÉRASE UNA VEZ EN EL BARRIO... (56)
Las arbequinas del Guinardó
Nueve olivos centenarios del pasado rural de esta zona de ‘masos’ regresan a casa tras una bonita lucha vecinal
Fueron trasladados al Baix Penedès en el año 1953 para dejar paso a la construcción de los bloques
La semana pasada volvieron al barrio para no desaparecer con la mecanización de los campos que las acogieron
Los olivos centenarios recuperados por el Guinardó, esta semana. /
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