SOLIDARIDAD EN BCN

Una puerta siempre abierta en la Nau Bostik

Los jóvenes Chaimae y Brahim en la Nau Bostik hace unos días. / RICARD CUGAT

Todas las salas tienen un nombre. Un nombre y una historia, o un nombre con historia, depende de cómo se mire. La primera de este ala de la vieja y colorida fábrica recibe el de Aureli Gandul. Es uno de los vecinos de La Sagrera que participó activamente en la recuperación y reapertura de la nave y el encargado de abrir las puertas todas las mañanas. Uno de los imprescindibles de este milagro llamado Nau Bostik, que cumple años y lo celebra con su gente. Con todas las precauciones, pero con su gente. Son las nueve y media de la mañana y Aureli deja una bandejita en la mesa en la agradable y espectacular sala, forrada con una foto inmensa y se marcha, sonriendo con los ojos, bajo la mascarilla, gesto -otro más- que emociona a Chaimae, una de las dos jóvenes que reside en esta ala de la Bostik, en su caso haciendo una residencia lingüística, no artística.

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