Las protestas ya no se miden en función de los heridos. Se calibran en base a los contenedores quemados. Barcelona ha vuelto a arder estos días, como lo hizo en mayo del 2014 tras el desalojo de Can Vies, en Sants, o después de conocerse la sentencia del juicio del ‘procés’, en octubre del 2017. Ahora ha sido el encarcelamiento de Pablo Hasél; y siempre con ese denominador común del recipiente urbano en el epicentro de las barricadas, ese anexo descontrolado a la legítima manifestación. Más allá de la quizás desmesurada preocupación que generan los contenedores, lo sucedido sugiere una reflexión sobre el rol que juega este elemento en las ciudades. Sobre todo en Barcelona, donde la batalla por la vía pública, con tan poco espacio, se libra a cuchillo.
MEDIO AMBIENTE
Anatomía del contenedor
Barcelona va camino de convertirse en una ciudad sin apenas recipientes para la basura. La idea es generalizar el modelo de la recogida puerta a puerta y así liberar el espacio público
La capital catalana espera poder cumplir la exigencia europea y reciclar el 50% de los residuos en el 2025
A principios de los 80 se dejaba la bolsa de basura en la calle. Ahora se busca lo mismo, pero en versión selectiva
El consistorio quiere que las empresas se hagan cargo de toda la vida de sus productos, desde la la fabricación hasta su posterior reutilización
Contenedores retirados del Eixample durante las protestas por la sentencia del juicio del ’procés’. Se escondieron bajo el puente de Marina /
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