Los auténticos crímenes del Museo de Cera

Carles Cols | 24 febrero 2021

La vieja troupe del museo recala en los Encants a costa de dolorosas separaciones: C3PO añora los chirridos de R2D2 y Marco Antonio pena en casa de un coleccionista sin su amada Cleopatra

A las subastas matinales de los Encants, templo en el que se obra el milagro de la reencarnación de los objetos, están llegando desde hace una semana lotes capaces de romper, si es que alguna vez la hay, la monotonía del lugar. Son los descartes del Museu de Cera de Barcelona. El nuevo propietario de esa atracción a pie de Ramblas ha decidido que era hora de renovarse o morir, así que se ha hecho con réplicas, recién salidas del horno, de Messi, Rosalía, Greta Thunberg, entre otros personajes con tirón, y hasta de Tokio, Nairobi y el resto del clan que asalta La Casa de Papel, con lo cual ha jubilado a la vieja guardia, incluso se podría decir que a la pretoriana, porque hasta el pobre Marco Antonio se ha ido del museo sin poder ni decir adiós a Cleopatra. Por lo que dicen, el nuevo museo es ahora el paraíso del ‘selfie’, vamos, las antípodas de la morbosa fascinación que causaba antes aquel lugar y que bebía directamente, al menos para algunos ya talluditos, de Vincent Price y ‘Los crímenes del Museo de Cera’. No tiene razón el refrán. Hay más cera que la que arde y a por ella va esta nueva aventurilla de ‘barceloneando’.

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