La pandemia, como sucede con fenómenos naturales como terremotos o tsunamis, recuerda hasta qué punto la especie humana depende de los elementos. Estas alteraciones inesperadas, más allá del mal que dejan, traen asidas oportunidades, renacimientos y nuevas maneras de plantear la sociedad; sus prioridades. En todos los aspectos, laborales, económicos, sociales, familiares… Y también en lo que tiene que ver con el medio ambiente, con el aire que respiramos, con los hábitos de movilidad. Barcelona y su área metropolitana habían entrado en un peligroso bucle de contaminación que el covid volatilizó en forma de confinamiento y letargo. Todo se paró. Pero la progresiva vuelta a la normalidad, aunque la paz y el silencio fueron muy celebrados, no viene acompañada de un cambio de costumbres relevante. La polución, en global, cayó un 28% durante el 2020 en la capital catalana, pero se está recuperando a gran velocidad.
MEDIO AMBIENTE
La contaminación vuelve a ganar espacio en el entorno de Barcelona
La polución bajó en picado durante el confinamiento, pero se recupera mucho antes el vehículo privado que el transporte público
Barcelona tuvo en el 2020 un 28% menos de polución y en su entorno descendió el 30%, siempre dentro de los límites que marca la OMS
Las estaciones meteorológicas del Eixample y Gràcia son las que peores niveles de contaminación recogen de toda el área metropolitana
El AMB estudia cómo poner orden en el 'boom' de furgonetas de reparto ligadas al comercio electrónico
Barcelona, bajo un manto de contaminación. /
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