Dani, Ana y Guille hablan sentados en los palés situados en uno de los extremos del solar. Tras ellos, en el muro principal, sobre un fondo verde (color cargado de significado), un mensaje: 'Volem la plaça!'; un mural que lleva allí bastante más tiempo que estos chavales; herederos de aquella lucha (y de tantas otras). En los balcones de los altos bloques que les hacen sobra, otras pancartas recuerdan que Sants-Badal necesita más espacios verdes y menos tocho. Ese 'Volem la plaça' que han conservado, se pintó en unas jornadas vecinales organizadas hace tres años para pedir eso, convertir ese terreno abandonado y lleno de sucio en medio de uno de los barrios más densos de la ciudad en una plaza. Pocos años después, lo que han hecho estos jóvenes -junto a un intergeneracional grupo de vecinos- es abrir y crear esa plaza ellos mismos.
ÉRASE UNA VEZ EN... BADAL (52)
El otro refugio de Juan de Sada
Vecinos del barrio están convirtiendo un solar en ruinas que llevan años reivindicando como una plaza en un espacio de convivencia.
Lo han limpiado de malas hierbas y han preparado seis bancales para un huerto, una zona de petanca y un espacio de juego infantil.
Vecinos trabajando en Juan de Sada. /
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