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Entramos en la guarida de los cíborgs en Barcelona

Pueden percibir rayos cósmicos, infrarrojos, escuchar los colores. Tienen ojos cibernéticos, aletas climáticas, piel electrónica con la que sentir los ultravioleta. Barcelona se ha convertido en la sede del activismo con chips. El epicentro de los artistas cíborgs

Neil Harbisson, con su antena. / MARTÍ FRADERA

Entre estas cuatro paredes hay más chips bajo la piel que los que calcularía a ojo Miguel Bosé. Es un sótano del Poble Sec de Barcelona, pero no desentonaría en un capítulo de 'Black mirror'. El “cíborg búnker”, lo llaman. Es donde quedan cíborgs y transespecies. Donde tienen “el laboratorio de nuevos sentidos”. Sentidos Do It Yourself. “Exacto”, asienten. Al fondo tienen una impresora 3D y estanterías llenas de sensores y chips. “En Barcelona hay mucha gente experimentando con incorporar tecnología en el cuerpo”, dan fe.