La Rosa de Fuego se rinde al toque de queda

Carles Cols | 24 enero 2021

Un respeto al confinamiento nocturno más allá del cumplimiento del deber sorprende incluso a las autoridades, conocedoras del alma díscola de la ciudad

Quién iba a imaginar que la Rosa de Fuego, centenario sobrenombre de Barcelona por su incendiaria insistencia en desoír a la autoridad, iba a cumplir tan obedientemente el toque de queda. Tres meses ya es tiempo suficiente para hacer no solo un balance de tan inédita medida, salpimentado, por si gustan, con alguna lúbrica anécdota inesperada, sino también para explicar qué impresión causa y qué conclusiones se sacan de un largo paseo de más de 25 kilómetros de madrugada por las calles de la ciudad. No todos los días se puede, pongamos por caso, cruzar el siempre insomne Raval a solas, sin cruzarse con ni un alma. La mezcla de sobrexcitación, pasmo y canguelo es difícil de compartir en palabras, pero seguro que es imaginable.

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