Entre la Rambla y la plaza de la Vila de Madrid hay un túnel secreto. Un pasadizo subterráneo que conecta el Palau Savassona, actualmente sede del Ateneu Barcelonès, con el Café Moka, antaño local histórico de la ciudad y hasta la irrupción del covid, local frecuentado por turistas. Su construcción y su uso no están nada claros pero ahí está la rumorología para explicar la historia. Una de las leyendas apuesta por ser vía de encuentro clandestino entre las monjas carmelitas del convento, que hasta que fue destruido en 1936 ocupaba lo que hoy es la plaza de la Vila de Madrid, con los curas de la iglesia de Betlem, templo también pasado por la pira durante la Guerra Civil pero aún en pie en la Rambla y con uno de los pocos, si no el único, ejemplo de fachada barroca que no llega a ser punta de diamante, pero casi, de Catalunya.
BARCELONEANDO
El Ateneu rompe costuras
La institución acondiciona un espacio levantado por el arquitecto Elies Rogent para almacenar la parte más preciada de su histórica biblioteca
La intervención supuso desmontar el jardín romántico y enviar momentáneamente las palmeras al Maresme y los peces del estanque al Montseny
El Espai Rogent, el semisótano del Palau Savassona restaurado para acoger la biblioteca patrimonial del Ateneu Barcelonès. /
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