POBREZA EXTREMA

La ola de frío se suma al covid en un duro invierno en la calle

  • Arrels celebra que el Ayuntamiento de Barcelona abra plazas por el temporal, pero insiste en la necesidad de que estas sean permanentes, ya que este tipo de alojamientos tan grandes y de corta duración "no le sirve a todo el mundo".

  • "El frío se nota mucho en el estado anímico de las personas que viven en la calle", explican desde el gimnasio social Sant Pau, donde llevan toda la pandemia ofreciendo un servicio de duchas.

Una de las personas sin hogar que se ducha en Sant Pau, en septiembre. / JOAN MATEU

Eran las siete de la tarde y la persiana estaba medio subida. Pese a que el gimnasio estaba cerrado -el servicio de duchas se ofrece de 8.30 a 16 horas- Ernest Morera estaba dentro, ordenando montañas de pantalones, camisetas y calzoncillos. Entre el 20 de abril y el 20 de diciembre el Gimnàs Social Sant Pau ha ofrecido 39.212 duchas y otros 39.212 cambios de ropa a personas que viven en la calle. Como cada vez que la puerta no está completamente cerrada, alguien, varios cada vez, se asomó en búsqueda de cobijo. El trabajador del gimnasio le dijo que estaba cerrado, que por las tardes no había duchas. El hombre, que venía andando desde Badalona, se derrumbó. “Que un tío de 50 años rompa a llorar te hace darte cuenta de muchas cosas. Emocionalmente, se nota mucho el frío”, explica Morera, quien lleva toda la pandemia arropando a personas sin hogar desde su trinchera del Raval, reconvertida en duchas comunitarias.