Al Cine Urgel, por tanto que hizo por la parroquia cinéfila de Barcelona, se le llora aún de vez en cuando, como acaba de suceder justo ahora, siete años después de que el proyector alumbrara por última vez la pantalla. La misa en memoria del difunto la ha oficiado esta vez el cineasta Juan Antonio Bayona, para quien lo imposible ha sido ver que de aquella colosal sala, que llegó a ser la más grande la ciudad, con 2.324 asientos cuando se estrenó y 1.823 después, cuando se reformó para que el público estuviera más cómodo, se exhiben media docena de butacas a la entrada y en los pasillos del supermercado Bonpreu que actualmente ocupa los bajos y el sótano del número 29 de la calle de Urgell.
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JA Bayona llora el 'cinecidio' de Barcelona
El director repara en el pequeño rincón que un supermercado dedica a lo que antaño fue el colosal cine Urgel
Barcelona no fue solo plusmarquista en número de salas, sino que también fue única por el sello de Bonamusa
Las butacas que se exhiben dentro del supermercado Bonpreu que un día fue el cine Urgel. /
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