La pequeña gran historia de Santa Anna

  • La fotógrafa Maria Contreras Coll expone en Santa Anna un reportaje sobre la ayuda de la parroquia a los más necesitados durante la pandemia

  • El trabajo es uno de los 150 premiados con una beca de la National Geographic Society destinada a dar luz a los estragos producidos por el covid-19

Maria Contreras Coll, en el claustro de Santa Anna con una de las imágenes de su exposición sobre la ayuda que ofrece la parroquia a los afectados por el covid-19.. / Manu Mitru

“La Iglesia se parece a un hospital de campaña a donde llegan personas heridas”. Estas palabras pronunciadas por el Papa Francisco en 2014 inspiraron a Peio Sánchez, rector de la iglesia de Santa Anna, a fundar un hospital de campanya en la parroquia. Tal cual. Desde el 2017 que en lo que fue monasterio de la orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, en el siglo XII, y en 1493 acogió a las Cortes convocadas por Fernando II se alimenta y da cobijo a los que no tienen un mendrugo que llevarse a la boca ni catre para descansar. Esto es así y fue así, a excepción del parentesi impuesto por el covid-19. El confinamiento lo cambió todo, las vidas de los más necesitados, por supuesto, y también la de muchos de los que hasta marzo del 2020 no entraban en la categoría de vulnerables, además de las formas, que no el fondo, de proceder de la parroquia.