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Bicis en Aragó, 27 años después

La movilidad sostenible se marca un tanto con la irrupción de la bici en la calle menos calle de la ciudad, una promesa que ya se hizo en 1993

  • El vial es ancho y generoso, pero ojo porque es un imán para que aparquen furgonetas y para ir en sentido contrario
  • El tráfico motorizado a gran velocidad genera un cierto estrés, solo amortiguado por la presencia cercana de peatones

El carril bici de la calle de Aragó, en su tramo final, antes de llegar a Tarragona / JORDI OTIX

La cosa se ha hecho esperar, para qué nos vamos a engañar. 27 años y un mes después de que este diario abriera su sección de Gran Barcelona con el titular 'La calle de Aragó tendrá un carril bici', el proyecto ha visto finalmente la luz. Para que se hagan una idea del tiempo que ha pasado, Rosalía tenía dos meses. Pero no maten al mensajero, puesto que aquello formaba parte de un programa de actuación medioambiental que incluía 70 medidas, muy familiares por cierto, como la limitación de la velocidad a 30 km/h, la recogida selectiva de basura, la reducción de gases de los vehículos o mejoras en el transporte público. "Un plan notable y novedoso", definía el primer teniente de alcalde, un optimista Lluís Armet, aquel 24 de noviembre de 1993. Finalmente, como habrán adivinado, el carril no se hizo. Se optó por colocarlo en Diputació. El coche era mucho coche.