Tras la segunda neumonía de su hijo dijo basta. La situación se había vuelto tan insostenible que la ropa le criaba moho guardada dentro de los armarios y ni la lejía borraba la humedad de las paredes. Con un informe del pediatra pidió que adelantaran su realojo y se lo concedieron. Lourdes habla frente a la casita en la que se crió, la que le dio tan mala vida en los últimos años, pero de la que guarda recuerdos de una infancia en la calle ahora impensable. Una casa hoy completamente tapiada, puertas y ventanas, como todas las vacías en la conocida como cuarta fase; las últimas en pie de las Casas Baratas del Bon Pastor. El margen del margen de la ciudad. “Barcelona acaba en La Maquinista. Esto es tierra de nadie”, señala Analía, compañera de cafés con leche mañaneros -en vaso, de los de bar de barrio- de Lourdes. De cafés y tertulias que se vuelven terapias y proyectos.
ÉRASE UNA VEZ EN... (44)
Las guerreras del Bon Pastor
- Un grupo de hijas y nietas del barrio se organiza para recuperar la tribu que fue en su día esta barriada de casitas bajas
- Quieren poder trabajar y conciliar y su sueño es encontrar un espacio en el que hacerse canguros mutuamente
Las guerreras del Bon Pastor, en la zona cero. /
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