BARCELONEANDO

El arte de Plensa, medicina en tiempos de pandemia

El escultor presenta en la galería Senda tres de sus reconocibles rostros en una muestra que es un canto a la esperanza en los difíciles momentos actuales

Jaume Plensa cara a cara con una de las esculturas que expone en la galería Senda. / JOAN CORTADELLAS

“En la actual coyuntura, la paz, la reflexión, la serenidad que nos ofrece esta exposición es medicina pura”. Palabra de Carlos Durán. Durán es responsable de la galería Senda (Trafalgar, 32) y uno de esos hombres que siempre sale en defensa de Jaume Plensa, el más internacional de los artistas catalanes a la par que el menos local. Lo primero queda claro con ver donde lucen sus piezas, no hay rincón en el globo que no caiga rendido a sus cabezas de mujer con los ojos cerrados, a sus poetas pensantes o a la humanidad que enlaza con letras de ocho alfabetos. Madera, basalto, alabastro, acero...  Lo segundo –nadie es profeta en su tierra- queda en evidencia cuando se piensa en la cicatería que demostró el Macba en la exposición que le dedicó en el 2018 tras años, 22, sin exhibir obra en un museo de Barcelona. La muestra generó colas, es la más vista en la historia de la institución, pero rozó la tacañería curatorial. Ya saben, el escultor no es del agrado del ‘establishment’ cultural más conceptual. Pero sí del público. Plensa lo vive resignadamente: “Ya me he acostumbrado, hay críticos que les encanta destruirme y otros que les encanta alabarme”. Durán no es tan conformista. Lo dicho, siempre está ahí para defenderlo: “Lo mejor que podemos sacar de la exposición del Macba es el deseo unánime del publico de ver una exposición sin complejos de Plensa. Él merece clarísimamente otra lectura”.