BARCELONEANDO

Filipinos: la comunidad silente de Barcelona

La ronda de Sant Antoni se ha convertido en lugar habitual de tertulia de los hombres de esta extensa familia asiática que vive de la restauración y los cuidados domésticos

Un grupo de hombres filipinos charla de sus cosas, la tarde del viernes, en la ronda de Sant Antoni / ELISENDA PONS

En muchas ciudades alemanas debió pasar un poco lo mismo hace 60 años. Entonces, volquetes de españoles (unos 600.000 entre 1960 y 1974) marcharon en busca de trabajo tras un acuerdo nada sencillo entre la dictadura de Francisco Franco y el gobierno del canciller federal Konrad Adenauer.  En Colonia, en Múnich o en Dusseldorf, en cualquiera que fuera su ciudad de acogida, los emigrantes debieron encontrar su lugar de asueto colectivo. El paseo o la plaza en la qua charlar de sus cosas y así sentirse entre arropados y más de cerca de casa. Como local, esa reconfortante escena quizás pase inadvertida. Pero todavía hoy es un fenómeno habitual, aunque con distintos protagonistas. En la ronda de Sant Antoni, por ejemplo, y más con la actividad económica parada, la comunidad filipina pasa el rato, sobre todo las tardes. Es su Boulevard Roxas, pero a más de 11.000 kilómetros de Manila.