La noche de Barcelona, por convicción o por agotamiento, se ha entregado al toque de queda. La pandemia ha castigado demasiadas veces a su lado más canalla y este ha terminado por doblegarse. El miedo al contagio, las medidas de distanciamiento social, la mascarilla, las limitaciones de aforo, el coto a las discotecas, el cierre de los bares y ahora la prohibición de circular por la calle a partir de las 22.00 horas. En la segunda noche, la ciudad ha cumplido escrupulosamente con el encierro nocturno decretado para contener el repunte de coronavirus. Ni sexo, ni drogas, ni Rock and roll.
Estado de alarma
La noche de Barcelona se entrega al toque de queda
La ciudad, por convicción o agotamiento, cumple escrupulosamente con el encierro nocturno para contener la pandemia
EL PERIÓDICO acompaña a patrullas de los Mossos y de la Guardia Urbana durante la segunda jornada de la prohibición
La noche de Barcelona se entrega al toque de queda. EL PERIÓDICO acompaña a patrullas de los Mossos y de la Guardia Urbana durante la segunda jornada de la prohibición. /
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