Cada otoño Barcelona hace un estriptís patrimonial. Numerosos edificios con cualidades que los hacen únicos abren sus puertas a desconocidos. Lo mismo vale que sean públicos que privados. Se permite el acceso. La iniciativa lleva por nombre Open House y tiene éxito. Ahí están los 70.000 visitantes que anualmente se pasean por salones ajenos como Pedro por su casa. El objetivo es dar a conocer y así preservar el patrimonio de la ciudad. Este año cosas del covid-19, las arquitecturas en las que hurgar son algunas menos: “Hemos descartado todos aquellos edificios que no nos permitían adaptarlos a nuestro protocolo de seguridad sanitaria”. Palabra de Miquel Zuzama, responsable de la programación del festival. Aun así serán 154 las construcciones accesibles (algunas con cita previa). Y habrá, además, 115 puntos interesantes de Barcelona con un código QR. Ello significa que durante este fin de semana se podrá acceder a visitas guiadas y se podrá optar, también, por rutas por libre pero con explicaciones vía móvil con voces de vecinos y arquitectos. Nada aséptico y todo muy próximo, además de ser una novedad de esta undécima edición.
LLEGA EL OPEN HOUSE
'Striptease' arquitectónico
El Open House, la cita anual de otoño con el patrimonio de la ciudad, llega este fin de semana con 154 visitas presenciales y 118 virtuales
El festival reduce la oferta por imperativos del covid-19 pero acoge espacios inéditos como la azotea verde de CosmoCaixa, L'orfebreria y el Taller Masriera
Placas solares en la azotea verde de CosmoCaixa. /
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