Más madera en el debate de la movilidad, oportuno combustible después de que la pandemia permitiera gozar de un aire limpio no respirado por estas latitudes desde, pongamos por caso, que Seat sacara al mercado su primer 600 en 1957. El pasado enero, Albert Gragera, de la Universidad Técnica de Dinamarca, y Daniel Albalate, de la Universidad de Barcelona, publicaron la primera auditoría panorámica realizada al aparcamiento en calzada de Barcelona, es decir, zonas azules, verdes y exclusivas para residentes. Ahí van, de entrada, dos conclusiones para abrir boca. Las políticas llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Barcelona han sido desnortadas, por no decir, cobardes y, lo que es peor, que en la práctica han significado que con dinero público se ha subvencionado el uso del coche particular como medio de transporte, o sea, el anatema.
examen inédito a la movilidad urbana
Un estudio insta a encarecer el aparcamiento residencial en Barcelona
Las arcas públicas subvencionan de forma indirecta con 1.316 euros al año el estacionamiento vecinal en la calle
La auditoría realizada por dos universidades revela que la zona azul y la zona verde incentivan la compra de coches
Plazas de estacionamiento para residentes, en el barrio del Born de Barcelona. /
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