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La calle de Montcada cae del pedestal

El historiador Albert Garcia Espuche rompe el mito de que esta fue una calle palaciega y levanta un monumental libro sobre la vida cotidiana de los 'montcadins' a lo largo de seis siglos

Transeúntes por la calle de Montcada de Barcelona, este lunes. / JOAN CORTADELLAS

Albert Garcia Espuche, el Howard Carter de los archivos documentales, historiador de inagotable paciencia a la hora de reconstruir el pasado local de Barcelona anterior al siglo XIX, le ha salido un libro de 5,4 kilos de peso cuando ha querido realizar la mayor y ‘más-completa-imposible’ anatomía de la calle de Montcada. Es, paradojas de la vida, un libro monumental que lo que en realidad hace es bajar del pedestal la calle de Montcada. Ni fue la calle de los palacios de la ciudad ni fue tampoco el hogar de la crema social medieval y moderna, leyendas ambas, parece, indelebles en el relato colectivo de los barceloneses. Tampoco fue una calle nacida en pago a la ayuda que un tal Guillem Ramon de Montcada le prestó a Ramon Berenguer IV para conquistar Tortosa. Incluso su aspecto actual (“un parque temático de palacios medievales”, según lamenta el autor) no es más que una operación de cirugía estética llevada a cabo por el catalanismo durante el siglo XX para, en palabra de Josep Puig i Cadafalch, “mejorar el pasado”. Pero, una vez fuera del pedestal, es sin duda una calle apasionante desde la perspectiva de la historiografía profesional. Los 5,4 kilos de ‘La gent del carrer Montcada’, presentados este lunes por Garcia Espuche, son una plusmarca documental muy difícil de superar.