ÉRASE UNA VEZ EN EL BARRIO... (22)

El Raval entra en fase de colapso

Cientos de personas que vivían de una economía sumergida o muy precaria vinculada al turismo se han encontrado sin absolutamente nada de un día para otro

Las potentes redes vecinales de ayuda mutua están sobrepasadas ante la caída de golpe de todos los que permanecían invisibles en el umbral de la pobreza

Colas para recoger comida en el comedor de las Misioneras de la Caridad. / FERRAN NADEU

Tras cada número de teléfono desconocido que ilumina la pantalla, decenas al día, una historia. Una de las últimas, la de una chica filipina que vive en una habitación realquilada con su hija de cuatro años. Una habitación pequeña de paredes desconchadas que lleva dos meses sin poder pagar. Trabajaba en la cocina de un restaurante sin contrato. Con el decreto del estado de alarma perdió los ingresos y, al trabajar de forma irregular, no puede acceder a las ayudas. "El hombre que le alquila la habitación pretendía echarlas. Ha accedido a dejarlas quedarse hasta final de mes porque le dije que si las echaba en pleno confinamiento le denunciaría a la policía. Pero, ¿qué pasará con ellas mañana?", explica Elena Martín, miembro del Sindicat d’Habitatge del Raval, una de las piezas del engranaje de la potente maquinaria de la red de solidaridad vecinal del barrio. La crudeza del caso que retrata Elena es una fotografía fiel de las consecuencias de esta crisis en el barrio. Vivir el encierro en una habitación realquilada con una cría era duro. Perder incluso eso ha sido, es, lo que está pasando estas semanas en el Raval, un barrio en el que el Covid-19 ha causado un fallo multiórganico.