Era cuestión de tiempo que el Ayuntamiento de Barcelona decidiera clausurar el servicio de Bicing. Porque es un modo de contener la movilidad y porque todo lo que tiene que ver con el 'sharing' es un foco más de infección. Si las manos son vía habitual de contagio del COVID-19, no tenía sentido mantener operativa una bicicleta por cuyo manillar pasan decenas de personas al día. 

El sistema ha quedado fuera de servicio a las 14 horas del lunes, pero los usuarios tienen hasta las 15 horas para ir devolviendo las máquinas a las estaciones repartidas por toda la capital catalana. A esa hora quedará totalmente interrumpido hasta nueva orden. No está previsto que suceda lo mismo, por ahora, con el metro y el bus que gestiona TMB, que han experimentado un bajón de validaciones de entre el 75% y el 80%. A primera hora de la mañana, sin embargo, tal y como ha admitido el consistorio, se han producido aglomeraciones en el suburbano, sobre todo en las líneas 1 y 5, con lo que está previsto que el martes se amplíe la oferta para evitar el hacinamiento de pasajeros. 

En cuanto a la movilidad en los accesos viales a Barcelona, la reducción del número de vehículos ha sido la mañana del lunes del 41,5%. En el interior de la ciudad, la movilidad privada ha caído un 44,6%. Y en las rondas, el 40%.