ÉRASE UNA VEZ EN EL BARRIO... SANTS (16)

Todas las vidas de la Espanya Industrial

El pabellón olímpico levantado en 1992 en el gran parque junto a la estación de Sants se ha convertido en una pieza clave para el tejido vecinal

Por las mañanas predominan las abuelas que hacen aquagym y, por las tardes, sus nietas, jugando a baloncesto o participando en cursos natación

Unas niñas juegan en el pabellón de la Espanya Industrial. / FERRAN NADEU

Pese a sus dimensiones olímpicas –no es un decir, este imponente equipamiento se construyó en el 92 para acoger las pruebas de halterofilia de los Juegos– el pabellón de la Espanya Industrial es casi una estructura de Estado para el vivo tejido vecinal de Sants. Un espacio abierto de sol a sol donde se cruzan las vidas de las abuelas que aprovechan las mañanas para verse, reír juntas y hacer aquagym después de dejar a sus nietas en el colegio con las de esas mismas niñas, quienes, por las tardes, llenan de futuro el espacio en las mil y una extraescolares deportivas al salir de clase.

Esteban Ruiz es uno de los 112 abonados al espacio desde el día que subió la persiana por primera vez que sigue en activo. "Abrió en marzo del 93 y yo me jubilé en abril", recuerda con su toalla colgada al cuello y su botella de agua en la mano este jubilado de la Seat de 85 años. La memoria no le falla. El equipamiento abrió convertido en gimnasio en 1993, cuando el Secretariat d’Entitats de Sants, Hostafrancs i La Bordeta, del que forman parte 310 entidades culturales y deportivas de estos tres barrios, asumió un reto mayúsculo para el que no tenían referentes: gestionar –de forma cívica, se diría ahora– un monstruo de más de 10.000 metros. Lo recuerda Jordi Clausell, histórico del movimiento vecinal del territorio y del Secretariat, federación que lleva desde entonces al frente de este macroespacio municipal.

Zumba (y lo que se tercie) a los 85

"Lo que mejor se me da es la bicicleta y la cinta, pero he hecho un poco de todo", explica Esteban. Los viernes, por ejemplo, zumba. "Antes venía por las tardes, pero desde que murió mi mujer me pasé a las mañanas. Me daba mucha pena llegar a casa de noche y no encontrarla, así que cambié de rutinas. Ahora me levanto a las siete, desayuno y me vengo al gimnasio, donde me conocen todos", cuenta. Su mujer, Mercedes, era también una socia muy querida en el lugar.

Ambiente en el CEM Espanya Industrial, hace unos días. / FErran nadeu

En una de las paredes centrales del gimnasio, un gran mural recuerda el origen del pabellón. En él se muestra el palmarés completo de de la competición olímpica celebrada aquí. "¿Ves este espacio vacío aquí, bajo la etiqueta de bronce? Al ganador de la medalla se la retiraron y mandaron borrar su nombre", recuerda Lluís Garcia, director del CEM La Bordeta, el otro equipamiento deportivo del territorio gestionado también por el Secretariat d’Entitats y que, tras una consulta popular entre sus socios –en Sants son así– funcionan casi como un solo espacio en dos sedes –con el mismo carnet pueden ir indistintamente a un gimnasio o a otro. 

Nietos del Vapor Nou

La joya de la corona es la pista de parquet en la que se celebraron los Juegos y donde ahora pueden entrenar tres equipos a la vez, pero pueden presumir igual del resto de salas, con vistas a un parque de la Espanya Industrial, fruto también de una tozuda lucha vecinal. Como tantos otros espacios públicos y equipamientos en la ciudad y en el barrio. Sin ir más lejos, la biblioteca del Vapor Vell, en la que fuera la primera gran fábrica textil moderna que se instaló en el antiguo municipio de Sants y una de las primera de Catalunya. De hecho, a la fábrica de la Espanya Industrial, en los terrenos reconvertidos ahora en hub de la salud comunitaria de Sants, se la conocía como el Vapor Nou, en contraposición con la primera. La de la Espanya Industrial fue una de las grandes empresas de la zona, que en 1880 daba trabajo a 2.500 personas. Cerró en el año 1969, cuando sus terrenos se vendieron y empezó la larga lucha vecinal para convertirlos en el gran parque que es actualmente.

"Para el Secretariat d'Entitats fue un reto mayúsculo asumir la gestión de un monstruo como este en 1993, cuando no teníamos ningún referente"

Jordi Clausell

Histórico del movimiento vecinal

Sarah Sábado, directora del CEM Espanya Industrial, muestra con orgullo –no es para menos– las instalaciones. Es un miércoles cualquiera a primera hora de la mañana y el enorme vestuario principal de mujeres es un hervidero, a esta escolar hora, de mujeres de edad adulta. "Tenemos 200 actividades dirigidas para todas las edades", señala Sábado. Nuevamente, lo de todas las edades no es un decir. De Esteban, a sus 85, a los asistentes al medio centenar de cursos dirigidos a bebés. "Y hasta antes de nacer, vienen. Tenemos muchas actividades dirigidas a embarazadas", añade la directora, quien destaca la importancia de la complicidad con el tejido asociativo y de adaptarse a las necesidades del barrio.

De los 18 entidades deportivas que tienen este pabellón como sede –con unos 100 equipos, en todas las categorías–hay cuatro de personas con diversidad funcional. "Vienen a la piscina los viernes y tenemos un monitor por cada dos personas", prosigue señalando la cara más social de este gimnasio, al que acuden también mujeres y hombres más jóvenes a ponerse en forma y en cuyos vestuarios se puede oír hablar desde cuestiones internacionales como el coronavirus –el tema estas semanas– hasta cuestiones más de barrio, como la organización vecinal para oponerse a la transformación del viejo Happy Parc –el primer parque de bolas de la ciudad, a escasos metros de aquí– en un tanatorio, uno de los asuntos que está marcando la agenda del barrio estos días. 

Lo global y lo local entre bañadores, balones, risas, sudor y toallas.