Cuando ya se marchaban -y es por cosas como esta por las que Barcelona no deja de ser un pueblo grande-, los miembros de la plataforma La Fira o La Vida se han encontrado, por casualidad, con la tenienta de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz. Se han acercado a ella para preguntarle qué hay de lo suyo, y esta, cuentan, les ha respondido 'que sí, que sí, que lo tiene presente', y que en 15 días les llamara para reunirse. Le toman la palabra. Lo explica el activista vecinal Xavier Caballé, uno de los portavoces de la plataforma, creada hace unos meses para poner en la agenda el debate sobre el futuro de las 27 hectáreas de suelo público municipal que ocupan los terrenos de la Fira de Barcelona en Montjuïc. Algunos miembros de la plataforma, de la que forman parte decenas de colectivos de la cuidad -de la Assemblea de Barri de Sants a Fem Sant Antoni o Som Paral·lel-, estaban en la plaza de Sant Miquel para entrar por registro una carta abierta -la segunda- a la alcaldesa Ada Colau, recordándole sus compromisos.
El pasado mes de julio la plataforma se reunió con algunos dirigentes locales de Barcelona en Comú, entre ellos la propia Sanz. En la cita llegaron a varios acuerdos, el último de ellos una nueva reunión en septiembre, a la que aún no han sido convocados. También se acordó, recuerda Caballé, la publicación, "por transparencia" del proyecto Univers Montjuïc, relativo a la remodelación de la Fira de Montjuïc; el aplazamiento de la ratificación de las condiciones de financiación del proyecto hasta hacer un proceso de participación ciudadana para determinar el futuro de los terrenos y la citada reunión para definir el marco de participación en relación a la toma de decisiones urbanísticas y de usos de la ciudad. "Necesitamos políticas valientes para afrontar la crisis de la vivienda y el reto climático y la Fira es una oportunidad", insisten.
Viviendas asequibles y céntricas
Además de trabajar para que se abra el debate, la plataforma vecinal tiene una propuesta concreta y ambiciosa para el espacio: convertirlo en un nuevo barrio de Barcelona, donde cabrían entre 5.000 y 10.000 viviendas levantadas de forma sostenible y que servirían para religar el Poble Sec con la Font de la Guatlla y "revertir el modelo". "Una oportunidad para favorecer viviendas asequibles en lugares céntricos. Para crear un barrio mediterráneo, compacto, un paisaje como el Poble Sec o Gràcia, el tipo de barrio que sabíamos hacer y hemos desaprendido", señalaba durante la presentación de la campaña el arquitecto David Bravo, uno de los padres de la iniciativa.