INFRAESTRUCTURA NECESARIA

Vallirana estrena este martes la nueva variante de la N-340

Los 19.000 vehículos que atraviesan la localidad serán desviados ahora por el nuevo tramo

La obra ha costado 176 millones de euros y 16 años de tramitación y trabajos

Aspecto de la nueva variante de Vallirana, en la carretera N-340, el pasado jueves. / ROBERT RAMOS

El Ministerio de Fomento tiene previsto poner en servicio este martes, 5 de noviembre, el tramo de autovía B-24 que conforma la variante de la N-340 a su paso por Vallirana, que ha supuesto una inversión de 176 millones de euros. Así lo ha anunciado este lunes el Ministerio, que ha asegurado que la infraestructura mejorará la calidad de vida de los vecinos del municipio y la movilidad y seguridad de los usuarios de este tramo de autovía B-24, uno de los accesos a Barcelona.

Hasta ahora unos 19.000 vehículos diarios, 4.000 de ellos camiones de alto tonelaje, se veían obligados a circular por la travesía de Vallirana de la N-340, que tiene una limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora, numerosas intersecciones y pasos de peatones, lo cual provocaba "frecuentes retenciones". Este nuevo itinerario, indica Fomento en su comunicado, "se conforma como una alternativa de gran capacidad para el tráfico de largo y medio recorrido" y beneficiará a los vecinos de Vallirana, "pues la variante sacará de sus calles gran parte de este tráfico, con la consiguiente mejora de las molestias que éste les ocasionaba y de su seguridad vial", ha señalado Fomento.

El proyecto constructivo de la variante fue aprobado en junio del 2003 y las obras licitadas en septiembre del mismo año y adjudicadas a comienzos del 2004, por lo que, de acuerdo con estos plazos, las obras deberían haber concluido en el 2007. No obstante, diversos contratiempos ralentizaron las obras, que se paralizaron definitivamente en el 2011 y no se retomaron hasta el 2015.

La obra se ha retrasado tanto que en los últimos años, vecinos del municipio han puesto en marcha una campaña, llamada 'Prou cues N-340', fruto del trabajo de centenares de vecinos organizados en una plataforma para desencallar una obra que ha sufrido parones por múltiples causas con gobiernos de distinto signo y muchas dificultades técnicas, sobre todo en el último tramo de la B-24.

El nuevo túnel incorpora medidas de seguridad de última generación: lectores de placas de camiones de mercancías peligrosas para saber qué sustancias entran en el túnel, detectores de temperatura en todo el trazado, potentes dispersores de humo en caso de incendio, sensores para captar animales y peatones, alarmas que se activan si un vehículo va en sentido contrario o demasiado despacio, medidores con alarma de la calidad del aire, un sistema inteligente que adapta la luz led interior a la natural del exterior y hasta cámaras térmicas que permiten ver a las personas en la densa humareda de un fuego.