Un 22% de los cruceristas que pisan Barcelona eligen ya la temporada baja (de noviembre a marzo), una época en la que antaño apenas había viajeros de crucero. La estrategia del Port de Barcelona en los últimos tiempos pasa por desconcentrar y desestacionalizar la actividad estival y estimular la presencia de barcos en pleno invierno, cuando varias navieras han apostado fuerte por la ciudad.
El objetivo añadido es distribuir el impacto económico del sector en Barcelona -más de 1.000 millones de euros al año- a lo largo del año, evitando puntas de saturación.
En esos cinco meses el puerto ha sumado casi 620.000 cruceristas, que suponen más de una quinta parte del total anual. La evolución ha sido acelerada, ya que año anterior la proporción fue del 17%.
La vocación de las navieras de potenciar los viajes invernales se ha traducido durante esta temporada baja en un incremento de pasajeros del 37% y de escalas del 20%. En concreto, en este periodo han operado las navieras TUI Cruises, Aida Cruises (con una salida semanal que además se realiza con un barco de gas licuado apenas contaminante), MSC Cruceros (con alguno de sus barcos más modernos y sostenibles, como el Meraviglia), Royal Caribbean (con su nueva joya, el Symphony of the Seas) y otros de las navieras del grupo Carnival, que acaba de estrenar la terminal E en el muelle Adossat.