Los amantes del ukelele

Los integrantes del Barcelona Ukelele Club se reúnen cada mes para tocar en grupo el exótico instrumento

El sótano del restaurante Rita Blue, el domingo pasado, durante la última ’ukedada’ del Barcelona Ukelele Club. / JOAN PUIG

Pasa de todo en la gran ciudad porque hay gente para todo, de modo que, siendo exótico, bien mirado no es tan exótico que haya unas personas que se reúnan de vez en cuando a tocar el ukelele; más extraño sería que ocurriera en un pueblo de Extremadura. El pasado domingo, segundo del mes, los integrantes del Barcelona Ukelele Club se reunieron en las catacumbas de un restaurante del Raval con el espíritu que los anima desde el principio: tocar el instrumento en compañía. Al parecer no es tan fácil. «Lo que nos pasa a los que tocamos el ukelele es que normalmente lo tocamos solos en casa, y siempre queremos tocar con alguien más», decía Toni Valdivia, una de las almas del colectivo, referente del ukelele en la ciudad: eso es un título.

-Un, dos, un, dos, tres, cuatro…

Las llaman 'ukedadas'. El 'uke' da juego, es casi una melodía en sí mismo y se lo ponen a muchas cosas por delante: hay un grupo llamado las Ukeladies, en octubre habrá un festival, el Ukefest, y hay una iniciativa solidaria con ukeleles de por medio bautizada Ukesomriures; en otras palabras, el extraño podría ser un 'ukeinvitado' y a nadie le sonaría raro. Como suele ocurrir con las aficiones minoritarias, hay todo un mundo del ukelele ahí afuera y casi nadie lo sabe.

Hay todo un mundo 'uke' Hay todo un mundo 'uke' ahí afuera, incluido el festival Ukefest que tendrá lugar en octubre

El lugar donde empezó todo es virtual, un foro de internet, el Foro del Ukelele, donde se dan cita con sus insólitas preguntas e inquietudes -insólitas para el 'ukeforastero'- los aficionados de España y Latinoamérica. Aparte de la compra y venta de ukeleles y de los consejos para empezar a tocar el instrumento o poner en marcha un club, hay un notable número de aportaciones sobre cómo se deben tocar determinadas canciones con el ukelele: «Cómo tocar agente James Bond en ukelele»; «Cómo tocar Paint it black en ukelele»; «Cómo tocar Misión Imposible en ukelele». Huérfanos de un club donde poder tocar en compañía, los aficionados barceloneses pactaron en el foro la primera quedada, que no se llamaba 'uke' todavía. «Hicimos varios intentos pero, como siempre, la cosa no cuajaba, hasta que un día dijimos: 'Va, venga, el segundo domingo de cada mes'». Empezaron cinco o seis. El otro día, en las catacumbas del Rita Blue eran casi 30.

CANCIONES DE TARANTINO

Los intérpretes del ukelele tienen en común la sangre 'uke' que corre por sus venas -sangre hawaiana o polinesia, en realidad, si se atiende al cliché-, pero poco más; que les gusta la cerveza, acaso, que es lo que beben mientras le sacan música al instrumento. El domingo tocaban reggae porque era lo pactado: se pactan siempre de antemano la temática y las canciones, así la gente llega ensayada. En la 'ukedada' anterior habían tocado pop catalán y español contemporáneos, y en la anterior, canciones de las bandas sonoras de Tarantino. Para el común de los mortales, que no tocan el ukelele ni van a 'ukedadas' una vez por mes ni forman 'ukebandas' para presentarse en 'ukefestivales', el ukelele es ese tópico hawaiano, y las canciones que brotan de sus diminutas entrañas suenan como un calypso monocorde y con vocación de telón de fondo, pero les cuesta imaginar a Uma Thurman esnifando la heroína premium de John Travolta con un 'Girl, you'll be a woman soon' interpretado en el pequeño y juguetón instrumento. Y podría ser. Por supuesto que podría ser. Sí, es posible que quedara extraño en la película, pero, ¿en una 'ukedada'? En una 'ukedada' todo es posible. El ukelele es como cualquier instrumento. Con el intérprete adecuado, es capaz de tocarlo todo.

Las 'ukedadas' se Las 'ukedadas' se gestaron en el Foro del Ukelele, que aglutina a aficionados de España y América Latina

Puede que más allá de las fronteras del mundo 'uke' cueste comprenderlo, porque, como dice Valdivia, «hay muchos prejuicios en torno al ukelele». «Hay gente que piensa que no es un instrumento de verdad -se lamenta-, que es como un juguete». Gente, probablemente, que ignora el placer que proporciona conjugar el verbo 'ukedar', o el que brinda llamarse las Ukeladies y estarse preparando para tocar en el Ukefest de octubre (en el Tradicionàrius de Gràcia), o el placer aún más profundo de desplazarse a un hospital o a un hogar de ancianos en formación de ukeleles a alegrarle la vida a la gente. «Se llaman Ukesomriures. Como esa, hay muchas iniciativas que salen de estas 'ukedadas'», dice Valdivia; mientras 'ukesonríe', obviamente.