El Ágora Juan Andrés Benítez, el colorido solar okupado de la calle de la Aurora, ha sido este soleado domingo el lugar elegido por los vecinos para presentar de forma oficial la campaña Raval Resistim. Una campaña ya muy visible en las calles del barrio, en forma de cientos de carteles con un enorme Stop Desahucios y un número de móvil, creado por este grupo de vecinos para que cualquier vecino alerte ante cualquier situación de acoso inmobiliario o de desahucio.

Lo de resistir es textual. La plataforma nace para combatir "los desahucios y el matonismo", cuentan sus impulsores en referencia a las técnicas empleadas para ejecutar desahucios extrajudiciales por empresas como Desokupa. Con este objetivo, resistir en el barrio, han creado esta suerte de teléfono rojo para poner en marcha la red de solidaridad vecinal e impedir que "ningún vecino sea expulsado del barrio". No es casualidad que la iniciativa nazca en Ciutat Vella -coordinada junto a Resistim al Gòtic, distrito que en los últimos 10 años  ha perdido más de 100 vecinos al mes.

Los impulsores quieren buscar una solución al crecimiento exponencial de las situaciones de especulación en el barrio -fincas enteras compradas por inversores- y a las subidas de precio que conllevan, que a la práctica suponen la expulsión de los vecinos.

Dentro de esa 'resistencia' vecinal del Raval, están también la lucha contra la construcción de dos macrohoteles de lujo en los solares de Drassanes -lo que presumen, ayudará también a la expulsión de vecinos-, la resistencia del Hort del Xino -destrozado por la nueva propiedad aprovechando una orden para desratizar-, o la resistencia del gimnasio Sant Pau.