EL PLAN DE TRANSICIÓN

Un trampolín hacia la vida independiente

Además de vivienda, este programa del Casal dels Infants del Raval ofrece formación profesional para facilitar la utonomía de los chicos

Las jóvenes Fátima, Maysa, Ángela y Shallot, el pasado 2 de marzo en el piso del Casal dels Infants del Raval en el que viven. / CARLOS MONTANYES

El Servicio de Transición a la Autonomía del Casal dels Infants del Raval es un proyecto dirigido a chicos de 18 a 23 años que se encuentran en situación de "alta vulnerabilidad social" derivada de la falta de vivienda estable, sin referentes familiares en Catalunya y que requieren de programas de apoyo y acompañamiento intensivos e integrales para garantizar la "plena autonomía".

El concepto de plena autonomía con el que trabajan se basa "en el desarrollo de un modelo identitario propio, la creación y desarrollo de la red social de apoyo también propia y el desarrollo de las competencias necesarias para poder disponer de unos ingresos propios", cuentan.

El programa busca que el joven, a partir de las experiencias y el código cultural de su lugar de origen, cree su identidad, incorporando las competencias y habilidades sociales propias de la comunidad de acogida, así como "descubrirles y hacerles conscientes de las competencias personales inherentes a su proceso migratorio y a sus experiencias", para que reconozcan su valor y se conviertan en su nueva marca personal, empoderándoles.

AUTONOMÍA Y GARANTÍAS

La iniciativa busca también que los jóvenes logren crear una red de contactos formada por miembros de su grupo de iguales que estén realizando un proceso de maduración y de la ciudadanía que les permita, por un lado, obtener reconocimiento personal y, por el otro, formar parte de una comunidad que ofrezca apoyo mutuo para sostener su autonomía.

Y, por último, se trata de que los jóvenes desarrollen las competencias necesarias para poder disponer de unos ingresos económicos de forma sostenida que le permita hacer frente a sus gastos personales, y poder dejar el piso con garantías de no volver a la calle.  En los siete años que lleva el piso de chicas -de cuatro plazas- del Casal, han pasado por él 25 mujeres. Una vez terminan el proceso y logran la independencia, el Casal sigue haciendo un seguimiento para evitar que vuelvan a caer.