El segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, y la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, han comparecido este jueves para dar una noticia inesperada: el ayuntamiento ya no habla de demoler el Teatro Arnau, algo que en octubre parecía inevitable a la vista, argumentó el consistorio, del mal estado del inmueble, en el que encontraron graves deficiencias, porque, según argumentaron, no tiene cimientos.

Pero tras un estudio a conciencia de la situación, en el que ha participado un grupo de expertos de la Universidad de Barcelona (UB) y las entidades ciudadanas que velan por conservar el teatro, la conclusión es que el enfermo no morirá esta semana.

El consistorio no está todavía en condiciones de precisar qué partes se pueden salvar, pero Collboni y Pin han relatado que ahora la idea es rehabilitar el edificio, lo que supone salvar memoria del Paral·lel, en palabras del socialista, “el Broadway catalán”.

PRESUPUESTO Y CALENDARIO 

El proyecto de reforma del Arnau no puede detallarse porque las incógnitas sobre cómo acabará son significativas. Por un lado, el ayuntamiento no tiene una idea clara de qué partes podrá conservar. Por otra, dada su ubicación, existen posibilidades claras de que al excavar aparezcan restos arqueológicos, lo que complicaría el proyecto y retrasaría su conclusión.

Lo que se da por hecho, han relatado los concejales, es que las obras empezarán entre finales del 2018 y principios del 2019, cuando faltará menos de un año para el final del actual mandato. También hay una previsión presupuestaria aproximada del total del proyecto: 9 millones de euros, una cantidad que se invertirá, lógicamente, durante este y el siguiente mandato.

A la vista de las incógnitas, no está claro cuándo podría concluir todo el proceso. Collboni ha afirmado que en un solar vacío podría apostarse por unos 18 meses de duración, que podrían incrementarse si hay restos arqueológicos. Esa es una previsión con la que se cuenta hace tiempo.

TRES FRENTES

En cuanto a contenido, hay tres objetivos. Uno es contar con un espacio de memoria del Paral·lel y de los tres barrios de su entorno: el Raval, Pble Sec y Sant Antoni. Pin ha subrayado que la propia conservación del Arnau ya supone preservar la memoria. Otro es establecer en el teatro un modelo de gestión público-comunitaria. Y el último, que cumpla con la función de una sede para artes escénicas de todo tipo.

Pin ha explicado que ahora concluye la primera fase del proceso participativo sobre el Arnau que se inició el año pasado, cuyo grupo impulsor estaba integrado por representantes de entidades del tejido cultural y vecinal. Este grupo es el que ha fijado los usos del espacio, con este triple frente. Ahora llega la hora de abrir un concurso con el fin de contar con un nuevo proyecto arquitectónico para el Arnau, que debe ser una realidad en junio próximo.

El ayuntamiento compró el Teatro Arnau a la Iglesia Evangélica china en la etapa de Jordi Hereu como alcalde por dos millones de euros. Las entidades que han velado por su conservación, como Salvem l’Arnau y Recuperem l’Arnau, que en octubre lo veían todo perdido, tienen ahora algo a que aferrarse.