'El Rec Comtal. 1000 anys d'història' (Viena Edicions) es el primer libro que traza un recorrido completo de la acequia que ha abastecido Barcelona durante siglos y del que aún se desconoce con exactitud su origen exacto. Enric H. March, su autor, filólogo dedicado a la docencia y a la investigación histórica, explica que tuvo "la suerte" de haber llegado a tiempo para incluir en un capítulo el reciente hallazgo del yacimiento de la plaza de les Glòries. "En cuanto se conozcan los resultados de las pruebas de carbono 14 sabremos si esta infraestructura hidráulica es anterior o no al siglo X, como se pensaba hasta ahora. Hay indicios de que se puede remontar a la época visigótica (entre los siglos V y VIII)", avanza el escritor.

Si las sospechas se confirman, ello podría llevar a una posible continuidad del Rec con el acueducto romano del siglo I, que también se abastecía de las aguas del río Besòs. "Al Rec Comtal le falta que se lo declare bien de interés local o nacional. Eso lo salvaría de los intereses privados. Únicamente está protegido como tesoro patrimonial el solar de Sant Andreu en el que se han descubierto tramos del acueducto y del Rec, un puente, restos de calzada y las ruinas del antiguo molino", propone el autor, que ha consultado toda la bibliografía publicada.

"La información está muy dispersa. Espero que mi libro sea un referente", comenta March, también padre del blog Rec Comtal, paisatges culturals, donde, al igual que en la obra editada, propone un itinerario para seguir el trazado actual del acueducto, a pie, desde su origen en Montcada i Reixac hasta su desembocadura en las playas de la Barceloneta.

La importancia de esta estructura hidráulica radica, según él, en que está "íntimamente ligada" a la historia de la capital catalana. "No solo por el desarrollo económico, también político y urbanístico", considera el investigador que aporta 250 fotografías, muchas inéditas, de la vida de los barceloneses junto a la acequia. En una de principios del siglo XX se ven a unos niños pescando detrás de la masía Les Carasses en Torres i Bages.

COMO UN RÍO

Era una canalización artificial de 12 kilómetros de longitud, que, "como un río", recorría el territorio rural de Barcino donde se habían establecido villas, como la del actual corredor ferroviario de la Sagrera, donde se producía y comercializaban vino. "Fue un influyente motor económico, sobre todo, cuando empezó a proporcionar energía hidráulica para mover los molinos harineros, traperos, de sal y de pólvora", enumera.

Carme Miró, responsable del Pla Bàrcino del Servei d'Arqueologia de Barcelona, asegura en el prólogo que en estos últimos años varias intervenciones arqueológicas en distintos barrios han tenido al Rec Comtal como protagonista. "La última exploración en la plaza de las Glòries ha aportado nuevos datos, y aportará aún más, sobre la morfología y la cronología de la acequia. Aún no conocemos cómo era el Rec primitivo, ya que a lo largo de un milenio ha padecido remodelaciones. Lo que sí sabemos es que era un gran canal a cielo abierto con una anchura variable, según el trazado", señala Miró, que precisa que en una orilla había un muro y en la otra solía edificarse un talud que ayudaba a controlar el agua en épocas de lluvias torrenciales.

EXCAVACIONES Y PLANES MUNICIPALES

"Es un momento dulce para el Rec, jamás se habían hecho tantas investigaciones arqueológicas ni tantos planes municipales para recuperar parte de su recorrido", afirma March. El ayuntamiento prevé en los próximos meses intervenciones urbanísticas y de renaturalización mediante la plantación de árboles y de vegetación propia de la ribera por 22 tramos, como las que ya se han realizado en Nou Barris y las que se podrían materializar detrás de la plaza de Orfila y en la calle Ciutat d'Elx, en Sant Andreu.