NUEVO modelo URBANO Y DE MOVILIDAD

Barcelona acelera contra el coche

Sant Martí estrena la primera supermanzana en la trama Cerdà, pero todavía falta pasar el examen del Eixample

La ciudad no logra reducir el uso del vehículo privado mientras avanza en la malla ciclista y la red ortogonal de bus

Un policía orienta a un padre y a su hijo, residentes en la zona, sobre la circulación por la supermanzana de Sant Martí.  / ELISENDA PONS

Entró en el despacho de Joan Clos, entonces concejal de Movilidad, y le habló de crear pequeños núcleos urbanísticos en los que el coche no tuviera cabida, en los que el peatón volviera a ser ciudadano recuperando la calle. Salvador Rueda traía las supermanzanas bajo el brazo, y aunque por prudencia no lo dice, el que años después sería alcalde le invitó a irse por donde había venido. "El contexto no era el idóneo", dice ahora este urbanista nacido en Lleida. En aquellos tiempos, en 1987, nadie le tosía al coche, cuyo uso e industria estaban por encima de cualquier otro 'karma' urbano. Este lunes, 29 años después, Barcelona ha estrenado la primera supermanzana sobre la trama Cerdà. La ciudad suma efectivos a su cruzada contra el coche. Pero al ralentí: el uso del vehículo privado debía caer un 21% entre el 2011 y el 2018, pero en cuatro años solo ha descendido un 1,3%.

El lugar escogido ha sido Sant Martí, distrito sobre el que en los últimos años han recaído la mayoría de las pruebas piloto vinculadas a la movilidad y que en los próximos años dispondrá del 58% de sus calles libres de tráfico. La medida persigue el doble objetivo de reducir la circulación motorizada y de recuperar la calle para las personas. De momento se ha optado por una estrategia 'low cost'. Esto es, pintura, señales y pilonas. Los vehículos no pueden circular recto en ningún caso, obligando al giro en todas las intersecciones, lo que genera un uso muy residual de la calzada, reducido a vecinos, servicios y urgencias. Por ahora no se prohibirá el paso a los particulares, aunque, con el manual de supermanzanas en la mano, sería deseable. Tampoco se ha eliminado el aparcamiento, que en un mundo ideal debería ser siempre subterráneo.

EQUILIBRAR LA BALANZA

Los cerca de 8.500 metros cuadrados ganados para el uso ciudadano han requerido de una inversión de solo 55.000 euros. Se podrían extender por toda Barcelona por un coste de entre 50 y 60 millones de euros. Ahora falta que 200 estudiantes de Arquitectura presenten sus propuestas para vestir de equipamientos las áreas ganadas al motor. La concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, ha recordado este lunes el "gran desequilibrio" que vive Barcelona en cuanto al reparto de espacio público. "La mayoría de la gente se mueve andando, así que por una cuestión de justicia urbana, el espacio debe ser para esa mayoría de usuarios". Así las cosas, según cálculos de Rueda, la capital catalana podría llegar a 'liberar' siete millones de metros cuadrados. 

Las bicis, a sus anchas

Las bicicletas que circulen por el interior de la supermanzana podrán hacerlo en los dos sentidos de la circulación, mientras que los coches deberán respetar una dirección única y en ningún caso podrán superar los 10 kilómetros por hora. El ciclista, además del peatón, es el único que puede atravesar los cruces en línea recta. La nueva configuración obliga a los vehículos privados a girar en todas las intersecciones interiores, impidiendo que puedan circular y continuar en línea recta. De este modo, solo tiene sentido que entren en estos pequeño núcleos los vecinos, los servicios de emergencia y la  carga y descarga. El objetivo, en definitiva, es disuadir la circulación de paso, pero garantizando el acceso a los aparcamientos. Se han suprimido las dos paradas de bus que estaban en el interior de la supermanzana, quedando relegadas al perímetro de las isletas afectadas por la nueva configuración urbana. Durante las próximas semanas, un equipo de informadores, además de la Guardia Urbana, se quedará en la zona para informar de todos los cambios. 

Falta, sin embargo, pasar el examen final. Mientras el invento no se despliegue en el Eixample, mientras el barrio a pequeña escala no ponga a prueba la movilidad de uno de los distritos más densos de Europa, la contienda contra el vehículo privado no librará su gran batalla. Sucederá en este mismo mandato, pero el consistorio prefiere no dar fechas ni concretar qué calles se verán afectadas. Lo que parece seguro es que Sant Martí dispondrá, antes de mayo del 2018, de nueve supermanzanas, y está previsto desplegar un número indeterminado en Gràcia, Eixample, Nou Barris y Horta-Guinardó. En total, más de 15, que se unirán a las tres existentes: la de Poblenou, una en Gràcia y otra en Les Corts. 

RECUPERAR DERECHOS

Rueda se ha mostrado moderadamente eufórico pero no ha escatimado recursos a la hora de definir el proyecto. "Hasta ahora el único derecho en la calle era el derecho a la movilidad. Con las supermanzanas hay que añadir el derecho al ocio, a la cultura, al intercambio y a la democracia. Así, dejaremos de ser peatones para volver a ser ciudadanos" ¿Pero a qué ritmo? Es un hecho que la movilidad sostenible está en el ADN del actual gobierno, como la 'smart city' lo estaba en el de Xavier Trias. Pero si, como se ha recordado hoy, 3.500 personas pierden la vida de manera prematura en el área metropolitana por culpa de la contaminación, ¿por qué no se intensifica la guerra contra la contaminación? 

Los desplazamientos en vehículo privado crecieron un 2,4% en el 2015 respecto del 2014. Cierto es que desde el 2011 han bajado un 1,3%, pero el plan de movilidad urbana 2013-2018 dicta que se reduzcan en un 21%. La propia Vidal ha admitido este lunes que esa cifra es "inalcanzable", entre otras cosas, porque las medidas que deberían permitirlo no empezaron a desplegarse hasta hace un año. Si se le suma que el parque de turismos también está creciendo y que la recuperación económica da alas al uso del auto particular, al gobierno de Ada Colau le crecen los enanos. Y van en coche. Quizás ahora haya que cogerse al dato que aporta Rueda: "Con un 11% menos de coches, la ciudad funcionaría perfectamente con todas las supermanzanas en funcionamiento", ya que las calles que quedan fuera del perímetro absorben toda la circulación con preferencia semafórica, lo que se denomina onda verde.  

A la extensión de estos núcleos pacificados hay que añadir los 200 kilómetros de nuevo carril bici previstos en un plazo de dos años -se triplicará la red-, la conexión del tranvía por la Diagonal y la red ortogonal de autobuses. La malla de TMB fue un invento de la era socialista versionado y puesto en marcha en tiempos de CiU. Consta de 28 líneas, de las cuales 16 ya están en funcionamiento. Se ha demostrado que su efecto sobre la movilidad es muy positivo. La concejala Vidal asegura que las 12 que faltan se están impulsando a la vez, y que estarán en funcionamiento antes de terminar el mandato.