BCN ensayará zonas de autogestión comercial para proteger a las tiendas pequeñas

Mejorarán la protección del comercio local, pero de momento no pueden frenar la clonicidad

La medida obligaría a las cadenas a implicarse en la promoción y gastos del eje

Paseo de Gràcia, donde un 95% del comercio pertenece a cadenas y franquicias. / JULIO CARBÓ

Primer paso adelante, en mucho tiempo, para tratar de modernizar estructuras organizativas del comercio en Barcelona. El ayuntamiento impulsará pruebas piloto de autogestión en algunas zonas comerciales, como reivindica buena parte del sector. En otros países se les conoce como BID (business improvement districts) o distritos de negocios, aquí se las define como APEU (áreas de promoción económica urbana), y generan la obligación de que cualquier establecimiento de un eje organizado como unidad de negocios esté obligado a integrarse, pagar una cuota e implicarse en su mejora y promoción, incluso las grandes cadenas. 

El sinsentido en Barcelona es que la mayoría de asociaciones de comerciantes se basen en la aportación de los socios (casí siempre autóctonos), mientras que las grandes cadenas y franquicias se suelen desvincular aunque se beneficien de campañas de promoción, dinamización, iluminación navideña y otras acciones. La tendencia en la capital catalana es que estas marcas tengan cada vez más presencia, sobre todo en ejes principales, como constata el informe de Eixos.cat que avanzó ayer EL PERIÓDICO, devorando la oferta independiente.

El ayuntamiento iniciará en septiembre  un grupo de trabajo para articular el plan piloto de gestión público-privada

En este marco, una nueva fórmula de gestión puede dotar de más recursos a cada eje (reforzándolo y protegiendo implícitamente la oferta histórica) e introducir a las multinacionales en las reglas del juego. No obstante, está por ver si puede tener algún efecto de contención en la invasión del comercio globalizado. Las directivas europeas prohíben la limitación, aunque algunas fuentes sectoriales apuntan a posibles fórmulas urbanísticas para favorecer "el mix comercial" o determinar el volumen de actividades, como se ha hecho hasta ahora, por ejemplo, para frenar la proliferación sin tregua de bares, hoteles o tiendas de suvenires en algunos puntos.

MÁS RECURSOS

La nueva concejala de Comercio, Montserrat Ballarín (PSC), es consciente de que el sector requiere de fórmulas de financiación estables y equitativas para potenciarse. El ayuntamiento promociona muchas acciones, pero más allá de las ayudas, el comercio necesita estrategias permanentes. La edila asegura que en septiembre creará un grupo de trabajo sectorial y de expertos para desarrollar las pruebas piloto en algunas zonas de Barcelona. El ejemplo podría ser el modelo alemán, impulsado por los propios comerciantes que lo deseen, que con un apoyo que no ha de ser mayoritario pueden impulsar esta fórmula y hacerla vinculante.

Ballarín, que ya defendió esta modernización en su programa electoral como APEU, enfatiza que no se trata de una privatización del espacio público, que puede seguir gestionando el consistorio, sino en trabajo complementario. Al ir de la mano sector público y privado se pueden profesionalizar la gestión de cada unidad y mejorar sus recursos. Fomentar una marca e imagen. Está por ver qué fórmulas normativas implantar."El espacio público está garantizado", apunta, pero se favorece una "marca, organización e identidad comercial", argumenta.

Fuentes de la dirección de Comerç de la Generalitat indican que el Govern también estudia cómo articular este sistema, partiendo de la base de fomentar el peso y participación de las entidades comerciales para dar personalidad propia a los ejes.   

El Govern también estudia cómo avanzar  en la organización comercial para preservar mejor la identidad de los ejes 

La concejala de Comercio es consciente de que la globalización comercial está tomando las calles principales de Barcelona, como "sucede en muchas grandes ciudades". En este sentido y a la espera de fórmulas legales de marco autonómico o estatal, el consistorio tratará de incidir este mandato también en la preservación del comercio emblemático, sacudido por la crisis y la presión inmobiliaria.

El reciente plan de protección del comercio histórico es una de las herramientas, aunque blinda el valor patrimonial y no la actividad. No obstante, Ballarín enfatiza que para que el negocio sobreviva, amén de las ayudas y la exención de impuestos o asesoría, es necesario que los compradores acudan, por lo que uno de los objetivos es promocionarlos. Hacer más pedagogía sobre el comercio de proximidad y promocionarlo, explica. Sin perder de vista iniciativas como la parisina de compra de inmuebles a preservar, si hay oportunidad de derecho de tanteo y retracto.

La otra vía es favorecer el comercio singular, sin un valor arquitectónico pero sí por la especificidad o antigüedad de sus servicios. Y cita como ejemplos iniciativas que ya se están implantando en Creu Coberta y Sants, dos vías contiguas donde la presencia de franquicias y comercios de cadenas (propias y foráneas) no ha dejado de crecer.

Fase de estudios y cambios en el sector

El consistorio ha encargado un nuevo censo comercial de la ciudad, que junto con un estudio de los cambios en las zonas próximas a los iconos turísticos ofrecerán una mejor radiografía de la evolución del sector en la ciudad. El comercio es consciente de que ha llegado una etapa de cambios. El más céntrico, agrupado como Barcelona Oberta, reclama una revisión de los modelos asociativos, para hacerlos más eficientes y activos, y el comercio de barrio (Barcelona Comerç) también ha renovado a su junta directiva y aspira a mejorar sus formas de dinamización y defender la venta a pie de calle, ante las grandes superficies y las plataformas online. 

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