Para analizar la situación y buscar soluciones, la semana pasada, activistas vinculados a la coordinadora de huertos urbanos okupados del barrio -que están viviendo un goteo de órdenes de desalojo debido a la eclosión del sector turístico- y a la Flor de Maig -edificio público ahora cerrado por una pésima gestión municipal- organizaron una primera asamblea vecinal en la misma Rambla bajo el lema 'En el Poblenou, nos plantamos. Vecinos en peligro de extinción'.

La intención de esta nueva plataforma, en vías de formalización, es combatir la masificación turística y evitar la expulsión de vecinos del barrio. “No estamos en contra del turismo, estamos en contra de que este pueda matar la esencia y la identidad del barrio, como ya ha pasado en otras zonas de Barcelona”, apuntaban los impulsores de la primera asamblea. “Estamos en contra del aumento de los precios en el barrio, especialmente en la vivienda. Pero a los grupos hoteleros o a los fondos de inversión internacional no les importa nuestra vida, la vida de barrio, no les importan nuestras raíces y tradiciones o nuestro patrimonio arquitectónico”, prosiguen. Pactaron organizar un “pasacalles crítico” para este domingo, que termine con la okupación simbólica de uno de los muchos solares vacíos en el barrio en eterna transformación.