La modificación de crédito que agrega 275 millones de euros al prespuesto del Ayuntamiento de Barcelona para el 2016 (que es el del 2015 prorrogado) ya es una realidad. Se ha aprobado con el voto favorable de Barcelona en Comú, ERC y el PSC, la abstención de la CUP y el voto en contra de CiU, el PP y Ciutadans. Ha sucedido en un pleno extraordinario marcado por el tono agrio del debate, que ha servido de colofón a un proceso largo y tortuoso, el de la negociación de Barcelona en Comú con otros grupos para lograr el apoyo en la votación

que se ha producido poco antes de las 16.30 de este jueves.

“De corazón, muchas gracias”. Con estas palabras ha agradecido la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el voto a favor de las cuentas por parte de ERC y el PSC y la imprescindible abstención de la CUP. Pero no han sido precisamente las palabras bonitas las que han primado durante el pleno, que se ha caracterizado por un cruce de duras acusaciones.

CiU y el PP han alertado de que el gobierno municipal se pone poco menos que en manos de la CUP y abraza su modelo antisistema. ERC se ha centrado en advertir a Colau de que si pacta con el PSC no podrá convertir en realidad el “sueño del cambio”.  que demostraron las urnas en las pasadas elecciones de mayo. La CUP también ha criticado el pacto de gobierno en ciernes de BC con los socialstas.

El debate ha permitido visualizar a dos bloques enfrentados. La aritmética indica que los anticapitalistas están en condiciones de verse a menudo con la potestad de desempatar una votación entre ellos.

RECASENS

La concejal de CiU Sònia Recasens y el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, han mantenido uno de sus habituales rifirrafes. Recasens ha mostrado una visión algo apocalíptica de lo que se acerca: “Hemos sido testigos de un vodevil, plenarios convocados y desconvocados, chantajes e insultos, charlotada. Pero el grupo de CiU cree que hoy se desvelan muchas dudas. Se instala en la ciudad un modelo que no compartimos. El modelo de la vieja política. Se le añade el apoyo de quien quiere ponerlo todo patas arriba (por el lema de la CUP-Capgirem).

Recasens le ha acusado de no tener más argumentos. La concejal ha advertido a los concejales del PSC de que son “cómplices de un modelo que gusta a los antisistema” y ha dado por hecho que la modificación llevará al déficit y el déficit a los recortes. A las acusaciones de que el gobierno municipal se pone en manos de la CUP, le ha recordado que es precisamente ese partido el que ayudó a investir al presidente de la  Generalitat, el convergente Carles Puigdemont.

Recasens ha vuelto a aludir a un supuesto pacto oculto entre BC y la CUP para disolver a la USP, los antidisturbios de la Guardia Urbana, pese a que la propia CUP ha desactivado esa teoría cuando ha anunciado su abstención y ha reconocido que había fracasado en el objetivo de lograr que la unidad fuera cerrada. Lo que se pierde es la función: los agentes no harán de antidisturbios. Pero ya no lo hacían desde que BC llegó al gobierno municipal.La concejal de la CUP Maria Rovira ha admitido que su grupo ha negociado "migajas", pero ha advertido que serán mucho más exigentes para apoyar los presupuestos para el 2017.

"REHENES DE LA CUP"

La presidenta del grupo de Ciutadans, Carina Mejías, ha explicado que su partido estaba dispuesto a apoyar la modificación, pero que eso es imposible por su "falta de rigor". Mejías ha aludido a las inversiones económicas que no corresponden al ayuntamiento y que ha comprometido Colau: “Seguimos siendo prestamistas de la Generalitat”. 

Collboni ha defendido su inminente entrada en el gobierno municipal recordando que en el anterior mandato el PSC mantuvo acuerdos con el entonces alcalde, Xavier Trias, y ha clamado contra el bloqueo político del consistorio.

Alberto Fernández Díaz ha afirmado que Barcelona en Comú "no puede ser rehén de la CUP" y ha criticado algunas de las medidas pactadas con los anticapitalistas, como el carnet para simpapeles. "¿Habrá para manteros, lateros, los de la chatarra?".