Colau echa a los manteros del metro

La Guardia Urbana y los Mossos activan un dispositivo conjunto e indefinido contra el 'top manta' en el suburbano

El operativo policial será similar al que se desplegó contra los trileros de la Rambla

La Guardia Urbana y los Mossos activan un dispositivo conjunto e indefinido contra el ’top manta’ en el suburbano / FERRAN NADEU

La Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra han activado un dispositivo conjunto e indefinido para echar a los vendedores ambulantes del 'top manta' del metro de Barcelona

Las principales estaciones del tren suburbano se habían convertido desde hacía tiempo en un oasis para los manteros por varios motivos. A través de esta red se escapaban cada vez que la policía municipal desplegaba un operativo para intervenir los fardos de objetos falsificados que ofrecen a los turistas. Pero a su vez, zonas amplias del subsuelo -como la estación de la plaza de Catalunya- también han sido hasta la fecha un sitio tranquilo por el que han optado para mercadear con los viajeros.

El operativo se basará en una estrategia que ya dio sus frutos con los trileros de la Rambla, según fuentes policiales. Entonces se saturó de patrullas policiales uniformadas todo el paseo. Entre las dotaciones había "contacto visual" para impedir que existieran zonas que escaparan a su control. De este modo, resultó imposible para los trileros seguir engatusando a los turistas más crédulos. En esta ocasión, el objetivo es actuar conjuntamente con los Mossos para impedir tanto que se extiendan fardos nuevamente en cualquier estación del metro como que las bocas del suburbano sigan siendo para ellos un buen recurso para huir de la policía.

El dispositivo, que se ha desarrollado siguiendo la ley ferroviaria y el reglamento interno de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), lo completarán los vigilantes de seguridad privada del metro, que a partir de este martes impedirán que ningún vendedor pueda cruzar los controles de la entrada si lo hacen cargando un fardo a su espalda.

Actuará durante una amplia franja horaria todos los días y se concentrará preferentemente en la estación de plaza de Catalunya, donde ahora hay más manteros. En esta zona, las patrullas estarán dispuestas en el exterior de la Rambla, la calle Pelayo, la plaza de Catalunya y el paseo de Gràcia.

ZONA CONFLICTIVA

El acceso a las estaciones del metro se ha convertido en una zona conflictiva del fenomeno 'top manta'. Cuando los vendedores bajan por las escaleras huyendo de la presión policial, lo hacen de un modo acelerado y cargados con todo el peso de su mercancía. Dos condicionantes que pueden acabar provocando caídas o choques en las escaleras entre manteros y viajeros.

Uno de los episodios más recientes de usuarios del metro arrollados por un grupo de vendedores ‘top manta’ tuvo lugar el pasado 23 de marzo, cuando resultaron heridas una mujer y su hija, según fuentes del consistorio de la capital catalana. En esta ocasión, uno de los manteros también resultó herido durante la escapada y terminó siendo atendido en el CAP de Peracamps. El concejal de la CUP Josep Garganté fue sorprendido horas después (por la cámara oculta de un agente de la Guardia Urbana ingresado en este mismo centro) presionando a un médico para que cambiara su informe para culpar a los agentes del cuerpo municipal de las lesiones sufridas por el mantero. El médico se negó y denunció a Garganté.  

REGRESO AL PUERTO DE BARCELONA

Un centenar de manteros ha vuelto recientemente al Port Vell de Barcelona. Los echaron el 9 de noviembre del 2015, cuando el Ayuntamiento de Barcelona activó un dispositivo policial a las siete de la mañana. El comisionado de Seguretat, Amadeu Recasens, argumentó que la ciudad no estaba dispuesta a tolerar “zonas de venta ilegal descontrolada”.

El desembarco de los manteros en el puerto había comenzado durante el verano del 2015. Eso ayudó a menguar el número de encontronazos con la Guardia Urbana por la ciudad. Pero a cambio, se asentó la venta ilegal en aquella zona de Barcelona. En pocos meses la cifra de vendedores se multiplicó y llegaron a acumularse casi medio millar porque cada mañana llegaban en tren procedentes de otras ciudades costeras. El limbo competencial del borde marítimo del Moll de la Fusta generó este efecto llamada porque es un área que depende de la Autoridad Portuaria, cuya policía no dispone de suficientes efectivos para perseguirlos. Pudieron echarlos porque los Mossos d'Esquadra trajeron unidades antidisturbios. Cinco meses después, comienzan a volver, para desesperación de los vendedores artesanos legales que, además, pagan tasas para instalarse en esa zona. 

Los vendedores legales del Moll de la Fusta, agrupados en el Gremio de Artesanos del Palau del Mar, llevan varios días desplegando pancartas para protestar contra el retorno de los manteros a su zona de comercio. Este lunes los carteles les han servido, además, para impedir de forma simbólica el paso de los turistas hacia la zona de los manteros. “Ha habido momentos de tensión”, explica Ángeles García, secretaria del gremio y propietaria de una de las paradas, porque los manteros “cada vez se sienten más fuertes y legitimados”. “A veces, tenemos miedo”, añade.

Los Mossos d'Esquadra ya no se dejan ver por este territorio que depende de la Autoridad Portuaria y que escapa al control competencial del ayuntamiento. Últimamente, “solo vemos a alguna patrulla de agentes portuarios al final del paseo, pero sin intervenir ante el agravio que supone la venta de estos manteros para el resto de comerciantes”.