Las mil y una vidas de una casa nazarí

La mansión que albergó la colección del anticuario Celestino Dupont, la Villa Hispanoárabe, es ahora 'showroom' perruno

La parte superior del patio de la Villa Hispanoárabe, inspirado en la Alhambra.  / CONSOL BANCELLS

Aunar alta costura perruna y frontales románicos es, como mínimo, extraño. Pero si al emparejamiento se le suma arquitectura neoárabe y Celestino Dupont el conjunto alcanza rápido la categoría de extravagante. Y ello sin mentar en la misma ecuación a Carl Larsson, que también sería  posible. Tal batiburrillo de conceptos y personas, aunque no lo parezca, tiene un nexo en común: la Villa Hispanoárabe. Una torre construida en la falda del Tibidabo a finales del XIX, justo antes de que al doctor Salvador Andreu le diera por urbanizar la zona, y de la que poco o nada se sabía hasta que la historiadora del arte Clara Beltrán centró su trabajo de fin de carrera en Celestino Dupont, por entonces tan desconocido como la casa.

La residencia  se diseñó con elementos inspirados en la Alhambra que aún se mantienen en pie 

El personaje en cuestión era un anticuario francés que aterrizó en Barcelona en 1889 con el objetivo de hacer fortuna. Y la hizo. Tanta que pudo comprar en 1908 la Villa Hispanoárabe. Una residencia levantada en 1893 siguiendo los preceptos de la arquitectura historicista que aquí miraba hacia el pasado medieval andalusí y que tanto gustaba a la burguesía del momento. La estrella a copiar era la Alhambra. Y a eso se dedicó Manuel Vega i March. El arquitecto diseñó la casa alrededor de un patio que, como no, es una interpretación del Patio de los Leones del monumento nazarí, con arcos mocábares, escritura cúfica y escudos con el lema 'Solo Ala es vencedor' incluidos. También hay una fuente, pero en este caso inspirada en la que luce en la sala de los Abencerrajes. Aunque Vega i March hizo mucho más, por hacer hizo hasta un minarete coronado con una cúpula de cerámica vidriada, además de parteluces con capiteles que recuerdan a los de la sala 'mihrab' de la mezquita de Córdoba.

La historiadora  Clara Beltrán ha documentado la trayectoria de la torre y del comerciante que la habitó

La suntuosidad de la arquitectura neoárabe era perfecta para aparentar, y era perfecta para alguien como Dupont que necesitaba un escaparate de lujo para sus obras de arte. No para coleccionarlas, sino para venderlas. Y por ahí pasaron, entre otros, tres de los principales frontales románicos que custodia el MNAC: el de la Seu d’Urgell, el de Avià y el de Mossoll por no citar la pintura 'Virgen y ángeles', la tabla que permitió empezar a catalogar las obras de Pere Garcia de Benavarri y que también luce en el Palau Nacional. Hubo más piezas en Villa Hispanoárabe, no en vano Dupont trató siempre con obras relevantes y confraternizó con los coleccionistas y marchantes nacionales e internacionales más importantes. Hasta Tristan Tzara fue cliente suyo.

Todo ello lo ha deshilvanado Beltrán en su investigación. Al igual que el relato de la Villa Hispanoárabe que aunque catalogada como patrimonio arquitectónico por el Ayuntamiento se desconocía su historia. Todo lo que había eran unas antiguas fotografías de Adolf Mas realizadas cuando la casa pertenecía a Dupont. Su estado actual también era un misterio. Un misterio desvelado por la historiadora y la actual propietaria de tan pintorésca residencia Klea Levin, que no solo ha mantenido el interior neoárabe de la casa sino que además lo ha restaurado. Allí vive y allí tienen su 'showroom' de complementos de lujo para perros: el Barcelona Dogs Showroom.

CÉLEBRE PINTOR SUECO

De manera que en la réplica del Patio de los Leones, en el mismo emplazamiento en el que Dupont exhibía sus obras, ahora Levin expone collares, camas, bolsos... y todos los complementos que uno pueda imaginar para los canes y sus dueños. Hechos a mano, con los mejores cueros y piedras de cristal de Bohemia o Swarovski. "Enviamos alta costura para perros a todo el mundo: Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Australia... No hay límites", afirma su creadora, que muestra su colección pero con cita previa.

¿Cuál es la relación de la casa con Carl Larsson, uno de los más célebres pintores suecos? Cuando Levin la compró encontró en ella libros antiguos con anotaciones suyas. Curiosamente, una de las propietarias entre Dupont y ella era sueca y llevaba el apellido del pintor.