Javier Moraz, taxista y jotero: «Nunca podré devolver a la jota todo lo que me ha dado»

Moràs, con sus alumnos en el Centro Aragonés de la calle de Goya. / ELISENDA PONS

Taxista y, ante todo, jotero. Javier Moraz (Barcelona, 1970) cuenta con un palmarés envidiable en el mundo de la jota aragonesa. Ha ganado varios certámenes como bailador y acaba de recibir el premio Ciudad Quijote de la Jota en Alcalá de Henares (Madrid) por su trayectoria. Su familia y amigos le organizaron un cálido homenaje en el Centro Aragonés Goya (Joaquín Costa, 68) , donde enseña a bailar desde hace 18 años.

-¿De dónde le viene la vocación?

-Por raíces familiares. Mi abuelo materno era cantador de jotas y mi padre también canta. Yo elegí el baile. Empecé a los 9 años y ya llevo 38 bailando y 18 dando clases.

-¿Cómo combina el taxi y el baile?

-Cuando reconozco el acento aragonés a un cliente, hablamos de raíces y les explico que soy profesor de jota. Más de uno me pide si llevo joticas en el taxi y yo se las pongo.

-¿Cuántos alumnos ha tenido?

-Unos 300. Mi alumna más joven tiene 3 años y la mayor, 80. Y cada vez tenemos más alumnos que no tienen relación con Aragón. Doy clases cuatro días a la semana y entre el taxi y las clases me paso el día fuera de casa. Pero lo disfruto.

-Ahora reconocen su trabajo con el Ciudad Quijote de la Jota.

-Aún no entiendo por qué me han dado el premio. Se lo dieron al fundador del centro de Alcalá de Henares que tiene 93 años; a Angelines Hernández, una cantadora de jota de 89 años; y a mí que tengo 46 años y sólo disfruto con lo que me gusta. Por muchos años que le dedique a la jota, nunca podré devolver todo lo que me ha dado.

-¿Qué es para usted la jota?

-Para mí lo es todo. Me pongo el traje, el cachirulo, subo al escenario y me crezco. La jota es la declaración de amor más bonita que le puedes hacer a tu bailadora. Tienes que conquistarla sin tocarla y ella tiene que percibir algo.

-¿Cómo se siente dando clases en Ciutat Vella?

-Llevo vinculado al Centro Aragonés Goya muchos años. Y este centro no se entiende sin Ciutat Vella. El barrio me encanta. Muchos días aparco el taxi con tiempo antes de las clases y paseo por el Macba y la calle de los Àngels.

-¿Opina lo mismo como taxista?

-Mejoraría la seguridad por las noches y las prácticas de competencia desleal en algunos hoteles.