Margarida Rey Molina (Barcelona, 1999), estudiante de Bachillerato Artístico en la Escola Massana, expone hasta esta tarde sus cuadros y poemas en el Centre Cívic Ton i Guida (Romaní, 6) del barrio de Roquetes. Su primera exposición, titulada Anesthésie, grita con fuerza sentimientos adolescentes. Su visión impacta. De qué manera. Y contrasta con su gesto tímido y tranquilo bajo el que se oculta una artista.

-¿Cómo surgió la posibilidad de montar esta exposición?

-En mi colegio, el IES Turó de Roquetes, nos pidieron que ilustraramos un cuento y la portada de la revista del centro Ton i Guida y escogieron mis dibujos. Mi tutora, Maribel, me animó  a que expusiera algunos de mis dibujos. Aunque yo no quería hacerlo. Me daba vergüenza y pensaba que no eran interesantes.

-¿Qué dicen sus dibujos y poemas?

-Todos están relacionados, aunque cuando los iba haciendo no lo sabía. La anestesia es para mí un sentimiento guardado. Yo sentía algo triste y veía que no era bueno ocultarlo. Lo dibujaba y escribía cuando estaba sola. No quería hablarlo por no tenerlo presente. Era un sentimiento de tristeza, rabia, frustración por no saber qué hacer ni cómo. Sentía, por ejemplo, la impotencia de no poder ayudar a mi hermana cuando estaba triste.

-Algunas pinturas incluyen aliens.-Representan un sentimiento extremo. La sensación de que era de aquí, pero no era de aquí. En otro dibujo aparece una joven con la expresión muy neutra porque no siente lo que piensa. No sabe dónde está ni quién es. Así me sentía yo. Ahora ya sé que no hacía falta sentir todo aquello.

-Estudia en la Massana.

-Al principio no sabía si hacer el bachillerato científico o el artístico. Me gusta lo que estudio. Estoy muy contenta de hacer el artístico, pero no sé si trabajaré de esto.

-¿Habrá otra exposición?

-Me gustaría mucho. Pero todavía tengo qué pensarla.

-¿Cuándo dibuja?

-Splo cuando tengo muchas ganas. Pero de pequeña no paraba de dibujar en los cuadernos.

-Hábleme de su barrio, Roquetes.

-Me gusta estar cerca de la montaña, a la que voy a menudo a correr. Y que los vecinos organicen tantas fiestas. Lo peor es el ruido.