En los 40 años de vida del Grec solo en una ocasión su director se escogió por concurso público. Fue el caso de Ricardo Szwarcer que en el 2006 fue elegido para dirigir el gran festival de artes escénicas de Barcelona entre 20 candidatos. En el 2011, su sustituto, Ramon Simó fue nombrado a dedo por Jaume Ciurana, entonces teniente de alcalde de Cultura, lo que encendió las críticas de la oposición por no contar con un jurado cualificado e ignorar las bases de una convocatoria que ya tenía redactadas el Consell de Cultura.

El gobierno de Ada Colau promete ahora que todas las renovaciones de cargos de equipamientos y programas culturales que dependen del Institut de Cultura (Icub) serán seleccionados por concursos públicos en los que se introducirán mecanismos participativos y grupos de expertos con mirada independiente. En un periodo de un año este cambio afectará además de al Grec, al Centre de Cultura Contemporània, al Mercat de les Flors, a la Virreina, al Museu Picasso, al Museu Etnològic y al de les Cultures del Món.

SIN RESPONSABLE

Se da la circunstancia de que en estos momentos dos centros carecen de director. Por lo que en breve se resolverá, a través de convocatorias públicas, quiénes serán los reponsables de la nueva programación de la Virreina Centre de la Imatge y del Born Centre de Cultura i Memòria, que ahora depende del comisionado de Programas de Memoria de Barcelona, el historiador Ricard Vinyes.

Berta Sureda, comisionada de Cultura, asegura que el objetivo es democratizar las instituciones municipales. "Es una apuesta por la transparencia y por la ética y por la puesta en marcha de códigos de buenas prácticas. Por ello sistemáticamente convocaremos concursos públicos tras reuniones de trabajo con especialistas que definirán el rol de cada equipamiento para no duplicar programas", explica Sureda. Una de sus prioridades es reordenar el mapa de centros culturales. "El objetivo es consolidar los ya existentes dotándolos de mayor independencia, más que seguir ampliando el listado de nuevas infraestructuras", determina la comisionada, para quien es vital potenciar el tejido creativo de la ciudad. 

FUTURO  MODELO

Simó seguirá dirigiendo el Grec hasta el próximo 31 de agosto que fue elegido por un periodo de cuatro años, prorrogable a uno. No obstante, en marzo se publicará la convocatoria que se ha pactado en diversas plataformas con profesionales del sector en las que se ha debatido Quin Grec volem? para diseñar el futuro modelo del festival. En ellas han participado Magda Puyo, directora del Institut del Teatre y autora de la controvertida ceremonia de los premios Ciutat de Barcelona, y los directores teatrales Àlex Rigola y Lluís Pascual, entre más personas vinculadas al mundo teatral. Simó meditará si se presentará al concurso. "Lo he de valorar. Dependerá de las condiciones, pero cinco años ya son años", explica el actual director del Grec. De su etapa, Simó valora el incremento de la proyección internacional. "Yo no entré por concurso público. Ciurana hizo una ronda de conversaciones con siete profesionales del sector y después decidió", confiesa.

El escritor Vincenç Villatoro fue nombrado director del CCCB en el 2014 un día después de anunciar Marçal Sintes que abandonaría el cargo un año antes de lo esperado. La decisión del relevo la tomó el Consejo General del Consorcio del CCCB, órgano presidido por la Diputación de Barcelona y con vicepresidencia del ayuntamiento. "En noviembre del año pasado se me renovó el contrato por dos años con el consenso de ambas administraciones. Y en el 2017 he decidido que no me presentaré. Me parece improncedente ayudar a preparar las bases de un concurso y después optar al cargo, aunque estoy satisfecho de haber establecido un contrato programa que aporta solidez y libertad de decisión", argumenta Villatoro, que tiene una trayectoria vinculada a CiU. Fue director general de Promoción Cultural de la Generalidat (1997-2000), director de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió (2000-2004) y entre 1999 y 2002, diputado en el Parlament.

ETAPA DURA

El Museu Etnològic prepara una nueva era con la fusión del Museu de les Cultures del Món. Para su actual director, Josep Fornés, la última etapa ha sido muy dura por todo el proceso de remodelación y por la lucha por asentar un museo social y cultural. El Gobierno municipal está prisionero de la estructura técnica, algo que heredamos desde el mandato de Joan Clos como alcalde y que incrementó Ciurana. Aun así, me presentaré al concurso porque estoy a favor de la transparencia. La libertad y la confianza son importantes, pero no he de agradecer nada a nadie. Nunca me han regalado nada. Y en estos momentos estoy cosiendo sin hilo y aguja dos museos con solo nueve trabajadores en plantilla para arreglar todos los destrozos que hizo el anterior gobierno", expone Fornès, antropólogo y máster en gestión cultural.

Bernardo Laniado-Romero fue designado director del Museu Picasso por un consurso internacional. "No soy sobrino de nadie", ironiza Laniado-Romero. Para él, el problemas de las intituciones públicas barcelonesas es que no hay costumbre de evaluar a los trabajadores. "En el Picasso hay personas que no trabajan y otras que van desbordadas. Y eso genera mal ambiente", dice con sinceridad. Por ahora, todavía no ha decidido si volverá a presentarse. "Mi contrato expira a finales de julio. De lo que se siente más orgulloso es de que desde el 2012 el Picasso es una fundación en la que el ayuntamiento mantiene la titularidad de la colección del museo y de los edificios. "La gestión ha cambiado radicalmente. Fue un cambio positivo que agiliza los trámites y aporta independencia", resume. 

Francesc Casadesús, director del Mercat de les Flors, asegura que fue designado porque presentó un proyecto en el 2005. "El ayuntamiento valoró cinco propuestas y elgieron la mía. Después, en junio del 2007, con Jordi Hereu como alcalde, se creó el consorcio". Se muestra totalmente a favor de que su sucesor se elija a través de un concurso público. "Aún no sé si me presentaré", expresa. Para él, los procesos participativos son complicados. La parte más difícil es acertar en la "representatividad y que después los políticos tengan en cuenta lo que dicen los expertos del sector".