En aquel momento, el 22 de septiembre de 1997, Cristina de Borbón dijo sentirse "senzillament, ciutadana de Barcelona". En un discurso en el que alternó catalán y castellano, la Infanta proclamó en el Saló de Cent del ayuntamiento su barcelonismo ante el entonces alcalde, Pasqual Maragall. La medalla le distinguía por su años de residencia en la ciudad, donde eligió la catedral para su inminente boda con Iñaki Urdangarín. Las autoridades allí reunidas aplaudieron a la pareja como muestra de cariño y la hermana recordó su historia personal. Cómo en 1992 se contagió de la ilusión de los Juegos, su vida cotidiana en la capital catalana y su relación con los barceloneses, a quienes alabó por "la responsabilidad en el trabajo, el espíritu de cooperación y el 'seny'".
Cristina y Barcelona, una relación arruinada 20 años después
Pasqual Maragall impone la medalla de oro a la Infanta Cristina, en septiembre de 1997. /
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