La Guardia Civil desarticuló una red dedicada al tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual en Barcelona, Santa Coloma de Gramenet y Badalona, liberando a una veintena de mujeres chinas que eran obligadas a trabajar en jornadas de 24 horas. «Estaban disponibles todos los días a cualquier hora», dice un responsable de la investigación.

Un centenar de guardias civiles irrumpieron en una docena de pisos y locales y detuvieron a 17 personas, decapitando una organización perfectamente jerarquizada que llevaba años arraigada en Barcelona y que tejió un entramado para blanquear ganancias. Los arrestados movían a compatriotas por varios puntos de Europa con documentación falsa y engañaban a las víctimas: se les prometía un viaje a Europa cuyo importe abonarían trabajando. Al llegar, les quitaban la documentación y les obligaban a trabajar como prostitutas.