La construcción en dos tramos, y en fases sucesivas de dos años de duración, de los túneles, uno por sentido, de la Gran Via bajo la plaza de las Glòries será una obra compleja. Más en la primera parte, la que ha empezado ahora entre las calles de Padilla, Castillejos y Badajoz, que en la siguiente hasta la rambla del Poblenou. En este sector inicial se tendrá que excavar a 25 metros para salvar cuatro galerías ferroviariAs que cruzan el espacio. La empresa municipal BIMSA que ejecuta el proyecto ha previsto, según explicó ayer su director general Ángel Sánchez, un plan de seguridad en los edificios del entorno inmediato y en el ámbito de las obras. Se inspeccionará el estado de 850 pisos de 45 fincas así como las zonas comunes de esos inmuebles. Paralelamente, se instalará una variada red de sensores en las fachadas, escaleras y en las calles para poder detectar posibles movimientos del terreno y prevenir sus efectos.
El dispositivo es similar al usado, aunque en áreas mucho mayores, durante la perforación de infraestructuras como el túnel de la línea de alta velocidad Sants-La Sagrera en el Eixample, el de la L-9/L-10 del metro en numerosos barrios o el de la accidentada prolongación de la L-5 bajo el Carmel. A raíz del hundimiento parcial de esa obra en el 2005 se extremaron los controles en todos los proyectos subterráneos.
Este primer tramo de 508 metros de la futura Gran Via soterrada, y con tres carriles por sentido, se realiza a gran profundidad para sortear cuatro obstáculos. Primero, el túnel del metro de la L-1 que cruza la plaza siguiendo la Meridiana. Segundo y tercero las dos galerías ferroviarias de las líneas R-1 y R-3/R-4 de Rodalies, también bajo esa avenida. Y cuarto, el túnel que une las estaciones de França y Sants, una curva que va de la Meridiana a la Diagonal.
EN MINA / En la zona donde se producirán los cruces soterrados la excavación será con el método de mina: avances cortos y bóveda pequeña que se amplía a medida que se asegura el terreno. Estos trabajos se realizarán a partir de pozos de ataque y bajo el nivel freático, lo que implicará bombear agua constantemente. Antes y después del profundo sector central, el túnel y sus rampas de acceso se ejecutarán a cielo abierto entre muros de hormigón. En esa fase sí se prevén desvíos de tráfico.
El tramo a iniciar en el 2017 hasta la rambla del Poblenou, de 450 metros, será más superficial ya que irá a 10 metros de profundidad.