En los inicios del nuevo milenio, Barcelona era una de las capitales del arte urbano. «Era muy parecida al Nueva York de los años 90», según Jorge Rodríguez-Gerada. Artistas de renombre de todo el mundo -Banksy, Os Gemeos, Space Invaders, London Police, el propio Rodríguez-Gerada- estuvieron aquí para dejar sus obras en las paredes de la ciudad. Pero el idilio murió en manos de las normas y las ordenanzas. Un documental recuerda ahora aquella época dorada del street art barcelonés. Se titula BCN Rise & Fall y se estrena hoy, por todo lo alto, en la antigua fábrica Damm (imprescindible inscribirse en www.facebook.com/events/988104861203494).
Aleix Gordo Hostau y Gustavo López Lacalle, creadores del estudio Goho, han tardado tres años en producir el filme. «Con presupuesto cero y en nuestras horas libres», revela Aleix. Tres años de filmaciones y entrevistas que explican, con un metraje de 63 minutos, la relación de amor-odio de Barcelona con los graffiti y el arte callejero a través del testimonio de artistas relevantes -como Dixon, Sixe Paredes, Xupet Negre, El Pez-, responsables políticos -como el exalcalde Jordi Hereu- y personajes como Mariscal.
A caballo entre la nostalgia, la crítica y la reivindicación, el filme evoca el auge de aquellos años, que convirtieron a Barcelona «en una de las grandes capitales mundiales del arte urbano», según Aleix. Pero también recuerda el fin del romance, a partir del 2006, «cuando el gobierno municipal empezó a hacer cumplir la ordenanza cívica a rajatabla y a penalizar a los artistas que pintaban en el espacio público». Los grandes grafiteros -hoy reconocidos y en museos- se fueron de la ciudad que, sin embargo, «sí que permite que los grandes anunciantes cubran con su marca corporativa muchos edificios antiguos de Barcelona», denuncia BCN Rise & Fall.