BARCELONEANDO

El hombre que siempre está allí

Xavier Mercadé tiene más de 10.000 series de fotos de músicos, la mayoría en directo

Xavier Mercadé, con su inseparable cámara durante un concierto en el Born, el pasado viernes. / FERRAN SENDRA

De James Brown en su faceta de campeón del autobombo se puede decir que carecía del más mínimo pudor, pero no que fuera un mentiroso, ni siquiera un exagerado. El tío se otorgaba títulos retumbantes uno detrás de otro como si fuera un rey chiflado, pero los justificaba con creces con sus discos, sus actuaciones, sus pintas y su actitud. Mr. Dynamite, Soul Brother Number One, The Godfather of Funk... No se cortaba y a ninguna propaganda fallaba. Que un coloso como Brown fardara también de ser The Hardest Working Man in Showbusiness pone en su sitio el talento como ingrediente de la producción creativa.

El Hombre Más Trabajador del Mundo del Espectáculo. En Barcelona ese es sin duda Xavier Mercadé. Su archivo de fotografías de grupos y solistas de música popular moderna consta de más de 10.000 series, la inmensa mayoría disparadas en bolos. Una década tiene 3.650 noches. Si calculan que Mercadé lleva 30 años fotografiando «todo lo que se mueve encima de un escenario», como reza su lema, no irán desencaminados. El camarada Alekséi Stajánov estaría orgulloso de él.

Un ejemplo de lo que algunos de sus colegas llaman «hacer un Xavi»: el 14 de noviembre del 2014 retrató a Senior i el Cor Brutal en la Casa Golferichs, a James Blunt en el Barcelona Teatre Musical, a Mürfila en el Music Hall y a Day Light en la sala Bóveda.

Y si estos maratones omnívoros son cada vez menos frecuentes no es por apoltronamiento sino porque los festivales en general y el Primavera Sound en particular han reducido de mala manera con su dictadura el número de actuaciones medianas. Una mente conspiranoica interpretaría que se trata de la contrastada fórmula católica de control de masas llamada carnaval aplicada al pop: unos días de libertinaje tolerado al año y todos contentos.

Por pragmatismo

Mercadé siempre está allí, sea la velada de masas o casi clandestina. El pasado 17 de enero actuó en RockSound BB Sin Sed, gran esperanza del rock metropolitano de la década de 1980 que no despegó, nadie sabe por qué, y que ahora parece rumiar un regreso. La banda de Sabadell no tiene (¡vergüenza!) entrada en la Wikipedia y allí había un centenar de personas según la organización, pero Mercadé no falló.

Sus inicios en la fotografía de conciertos fueron de orden pragmático. Cual hombre orquesta hacía de arriba abajo fancines en la época del meneo barcelonés, la respuesta local a la movida madrileña. «Quería formar parte del engranaje necesario para que aquí sucedieran cosas», dice. Así que escribía textos y recortaba de revistas musicales las fotografías que los ilustraban. Hasta que decidió utilizar la cámara familiar. Era el 3 de junio de 1984, tenía 17 años e inmortalizó a Ultratruita y El Grito Acusador.

Mercadé hacía entonces tres o cuatro fotos de cada actuación. Para amortizar la inversión en el carrete y porque tampoco le daba mucha importancia a la imagen. Al fin y al cabo iba a quedar hecha un borrón en el fancín fotocopiado. Poco después vendrían los estudios de fotografía y algo parecido a la profesionalización en las páginas de Sound, efímera publicación impulsada por el hijo de un editor de revistas pornográficas, Pajas entre ellas. «Descubrí que podías conseguir discos y entradas contactando con discográficas y promotoras», dice.

Ahora es el jefe de fotografía de Enderrock y como dedicó dos años a digitalizar y datar negativos y nunca ha parado es difícil pillarle lagunas de los últimos 30 años. Una debilidad: ¿los fabulosos Fleshtones? «Los tengo en la Recta de l'Estadi en septiembre de 1987, con Chuck Berry; en el Zeleste de Almogàvers en diciembre del mismo año; en KGB en mayo de 1991, y en el Garatge en enero de 1994». Toma ya. «Es mi vicio», dice. Un vicio al que añade una disciplina férrea.