La inmensa mayoría de los cien millones de usuarios de la Rambla son foráneos, tan rentables para los comercios, restaurantes y servicios dirigidos al turista que la zona se ha convertido en un parque temático del que reniega el barcelonés. Un plan especial trata de reconducir la situación, frenando desde ahora el monocultivo comercial y generando nuevos usos vinculados a la cultura. Pero muchos no ven marcha atrás tras años de degradación. La protesta no ha llegado a la calle porque apenas un millar de personas residen en el paseo. Sin olvidar que la Boqueria se tematiza y pierde identidad al son del viajero.
LA RAMBLA
Monocultivo comercial
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