No son nueve, sino 13 los barrios que configuran el mapa de Nou Barris, refugio de trabajadores inmigrantes que en los años 50 y 60 encontraban vivienda más barata en ese extrarradio entre Collserola y el distrito de Sant Andreu, limitando al sur con Horta-Guinardó. El periodista Antoni Capilla explora en su nueva guía urbana el presente de este barrio, proponiendo recorridos por Ciutat Meridiana, Torre Baró, Vallbona, Porta, Verdún, Prosperitat, Vilapicina i la Torre Llobeta, la Guineueta, Turó de la Peira, Roquetes, Canyelles, Can Peguera y Trinitat Nova.
Las autopistas, el terreno montañoso con pendientes y las vías del tren dificultan el desplazamiento a pie por vecindarios desconocidos por muchos barceloneses. «Es un paisaje heterogéneo que vale la pena descubrir», considera Capilla, también vecino del Nou Barris, por donde se mueve en moto, lo que le facilita el acceso a lugares recónditos como el Rec Comtal, la antigua acequia que sirvió para abastecer de agua a Barcelona desde el siglo X, cuando la hizo construir el conde Mir sobre los restos del acueducto romano. «En Vallbona es el único lugar de la ciudad donde se puede ver a cielo abierto», cuenta el autor. Las ocas y los narcisos crecen cerca de sus aguas, pero los desperdicios de papel y plástico también.
BARES / La tasca La Esquinica, hoy en el paseo de Fabra i Puig, luce en una pared la placa de piedra de la calle del Montsant, donde abrieron el primer local, ya famoso por sus patatas bravas y fritos de pescado. «Nos tuvimos que trasladar en 1972 porque estaba en uno de los edificios del Turó de la Peira afectados por la aluminosis», explica José María Utrillas, copropietario del bar decorado con fotos de Teruel. Las raíces siempre están presentes en los restaurantes de Nou Barris. José Antonio García regenta Can Cuxart, en Costa i Cuxart esquina Felip II. Es de León, de donde trajo la receta del cocido maragato con sopa, garbanzos y siete carnes.
Capilla recomienda no perderse los tres pabellones que han sobrevivido al antiguo Institut Mental en la Guineueta, el mirador de Torre Baró y su castillo con aspecto medieval
-que en breve volverá a abrir las puertas al público-, los parques de Pla de Fornells y de Josep Maria Serra Martí y tomar un café bajo los cipreses de la masía de Can Basté.
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