La exposición El bitllet, si us plau es un paraíso para todos aquellos que cultivan la forondotelia, ese hobby que consiste en coleccionar tíquets de transportes públicos. Explica curiosidades y anécdotas de los billetes de tranvía, metro y bus de Barcelona desde 1872 a la actualidad. Y lo hace a través de más de 300 tíquets y de otros objetos del pasado. Está instalada en el Espai Mercè Sala, la galería de exhibiciones que TMB tiene en el pasillo que conecta los dos vestíbulos del metro de Diagonal. Se inauguró ayer y se puede visitar de forma gratuita los días laborables de 10.00 a 20.30 horas.
Estructurada en cinco etapas, la muestra explica de qué manera esos billetes reflejan la evolución de la sociedad barcelonesa. La ruta abre con el inicio del funcionamiento del transporte público en la ciudad, desde 1872 hasta principios del 1900, cuando los billetes se pagaban en quarts (no existían los céntimos) y participaban en un sorteo como forma de evitar que los usuarios dieran esquinazo al cobrador. El segundo periodo llega hasta la Exposición Internacional de 1929. Fue la etapa en la que Mariano de Foronda dirigió la empresa Tranvías de Barcelona. Introdujo tantas mejoras técnicas y de gestión que dejó su impronta en el término forondotelia.
El tercer ámbito repasa una época conflictiva, la que transcurre de 1931 hasta 1941. Un tiempo de guerra y precariedad que dejó su huella en los billetes de transport col·lectivitzat y que enlaza con los años grises del franquismo hasta el inicio de la democracia. La última fase va de finales de los 70 hasta hoy.
A lo largo de la sala, el visitante puede ver diversas modalidades de billetes sencillos o de ida y vuelta (junto a estas líneas, uno de 1973-1974), diferentes tipos de abonos, tíquets combinados, billetes de servicios extraordinarios, de líneas especiales o que resaltan efemérides relacionadas con el transporte o con algún hecho de relevancia ciudadana, como los Juegos Olímpicos de 1992 (como el que acompaña este texto).
También hay un espacio para las colecciones, como las de Barcelona monumental (1973), 125 anys de tramvia (1997), la inauguración de la línea 2 (1995) y una de números capicúas. Y un variado muestrario de objetos curiosos, como gorras de revisores, marcadores de billetes, máquinas expendedoras antiguas, rótulos y silbatos de cobradores.